El suicidio

  “La democracia ha terminado en Venezuela”, lo ha dicho Luis Almagro, Secretario General de la OEA. “El secretario general de la Organización de Estados Americanos denunció corrupción y violencia en Venezuela, señalando que la ratificación de la condena contra el opositor Leopoldo López marcó el final de la democracia en ese país. “Ningún foro regional o subregional puede desconocer la realidad de que hoy en Venezuela no hay democracia ni Estado de Derecho”, escribió Almagro en una carta abierta a López, a quien llamó “amigo”. “Te soy sincero, en un principio, tras tu detención, no sabía que eras un preso político. El gobierno había convertido la mentira en verdad continental; recién cuando vi la sentencia asimilé palabra tras palabra la dimensión del horror político que vive tu país”. Luego destaca Almagro: “el clima de “intimidación” contra opositores en Venezuela y la corrupción de altos funcionarios, y llama a la realización del referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro”.

  A propósito del revocatorio, en un tono muy parecido al que usa Almagro, Felipe González nos declaró en el programa de radio: “Si no se realiza el revocatorio este año la democracia fenece”. Desde el exterior voces importantes, de peso, señalan el fin de nuestra democracia: Luis Almagro ahora, antes Felipe González. No es poca cosa.

  Con relación al referéndum revocatorio, hoy 2001 titula: “La directiva del CNE tiene la papa caliente del 20%. La Comisión de Participación y Finanzas (Copafi) aprobó la solicitud de la oposición de activar la siguiente fase hacia el RR. Rectores deben anunciar en 15 días hábiles las fechas para manifestación de voluntades”. Vicente Bello, representante técnico de la MUD ante el CNE, dice que la Copafi se retrasó en la entrega del informe de la solicitud del 20%, “pues hasta esta fecha han transcurrido 54 días, en los cuales ahora es que se están pronunciando y enviado el documento al directorio del CNE donde recomienda afectivamente (sic) que la MUD sí cumplió con el requisito”. Bello agrega: “Esto es una violación del reglamento que aprobó el mismo ente electoral”. Y se detiene Bello para llamar la atención sobre algo muy importante. “Queremos recordar que el CNE está obligado por ley y por constitución a fijar posición contra la persecución de ciudadanos por sus ideas políticas y en este caso contra funcionarios que dependen del estado venezolano”.

  Esta es una alusión directa al llamado que ayer hizo Jorge Rodríguez, a nombre del Psuv, contra los funcionarios llamados de confianza –cargos 99- para que salieran del gobierno. En Elpitazo.com leo el ultimátum: “El gobierno le da 48 horas para renunciar a funcionarios que pidieron el revocatorio. No pude haber en cargos directivos, los llamados cargos 99, en los ministerios, gobernaciones, alcaldías, personas que estén en contra de la revolución.”

  ¿Qué pasa con estos funcionarios? Si son consisderados “de confianza”, quiere decir que son chavistas, o que en algún momento lo fueron, venezolanos que han creído en la revolución. Y resulta que cuando la Constitución que contempla el referéndum revocatorio les da la oportunidad de manifestarse, ellos van y se manifiestan, ellos van y firman. Sí, queremos activar el referéndum revocatorio para salir de Nicolás Maduro, es lo único que han dicho, quizá muy en el espíritu chavista de los buenos tiempos.

  ¿Se dan cuenta Jorge Rodríguez, Diosdado Cabello o Nicolás Maduro de lo que implica salir de estos funcionarios? Más allá de la arbitrariedad de echar a la calle a una multitud de personas, está el aspecto crucial que estos atormentados dirigentes del régimen pasan por alto. Puede que estos funcionarios excecrados ya no sean de confianza, pero siguen siendo venezolanos. Venezolanos que alguna vez creyeron en la causa de la llamada revolución bolivariana; y ellos, que como pocos conocen al monstruo por dentro, deciden que hay que salir del monstruo. Deciden que hay que cambiar el gobierno. Por eso han firmado. Dice El Nuevo País en un cintillo en su primera página: “El Psuv se dispara en el pie vengándose de quienes firmaron en contra”.

  No solo en el pie se están disparando. En realidad se están suicidando, como se suicida todo proyecto político fracasado.

 

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