Los diarios oficialistas titulan hoy a propósito de una jugada novedosa por parte de Maduro, según la cual pretende regularizar la situación entre el Ejecutivo y la Asamblea Nacional.
Pero el verbo regularizar queda en un segundo plano cuando viene acompañado de algunos calificativos políticamente espinozos y peligrosos. El Correo del Orínoco: ““He autorizado a Jorge Rodríguez para que avance en un proceso de elaboración de un documento central, consensuado con la oposición, que junto al diputado Héctor Rodríguez facilite la legalización, la vuelta a la Constitución y la regularización de la Asamblea Nacional, tal como nos lo han solicitado varios dirigentes de la MUD”.
Nótese que, para “regularizar”, Maduro parte del supuesto de que la Asamblea Nacional está ilegal. Ha dicho “la Asamblea es inconstitucional: “La vuelta a la constitución de la Asamblea Nacional”.
Según estos criterios, Maduro actúa como el padre benévolo que recibe al hijo díscolo al que magnánimamente habrá de perdonar. ¿Es que acaso, en efecto, la Asamblea Nacional ha estado fuera de la Constitución? ¿Ha estado fuera de la ley como para que ahora sea legalizada?
Reparemos en la diagramación de primera página de El Universal, y quizá entendamos mejor lo que está ocurriendo. El gran titular dice: “Maduro: sector de la MUD busca acuerdo para regularizar la AN”. En otras palabras, todo se da a instancias de un sector de la MUD. En un extremo de la misma página se destacan las declaraciones de Jorge Rodríguez: “Vamos a insistir tercamente en el diálogo, porque eso es lo que el pueblo quiere, que el diálogo permanente se mantenga”. Sería bueno saber cuándo, cómo y dónde le preguntó al pueblo, y, sobre todo, cómo, cuándo y dónde se manifestó dicho pueblo. Según la reseña, Rodríguez también dijo que van a responder al documento presentado por los facilitadores internacionales -el mismo que ya fue descartado por la MUD-, que reanudar el proceso de diálogo puede ser positivo y fructífero, y que “la profunda división que hay en la MUD es uno de los obstáculos del diálogo”. ¿“Profunda división”? ¿Dónde existe, quién la promueve, qué factores la protagonizan?
El tercer elemento en esa misma primera página de El Universal, sin embargo, nos aporta suficientes luces. Es una entrevista exclusiva a Manuel Rosales:
“Ninguna de las partes en conflicto podrá desaparecer a la otra, dice Rosales. Luego de seis años en el exilio y más de un año de cárcel, Rosales dijo que después de la victoria parlamentaria de la oposición el 6D, el balance de hoy es negativo para el pueblo en general y para los dos sectores. Llamó a la negociación, a un diálogo entre las partes, con la garantía que ofrecen los facilitadores internacionales.”
Más claro, imposible.
A todas estas, en el diario 2001 citan la opinión del actual presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges: “Estamos dispuestos a lo que sea para que haya un respeto institucional, pero no a humillarnos”.
Pero todo esto pasa a un segundo nivel cuando reparamos en la información que publica El Nacional sobre el General en Jefe Vladimir Padrino López. El diario coloca un antetítulo grave: “Preocupa deserción militar”. Grave no, gravísimo. Si a usted le preocupa la deserción militar es porque las Fuerzas Armadas no están en absoluto cohesionadas, como usted lo quiere hacer ver, todo lo contrario.
“Padrino López ordenó defender la revolución al Alto Mando Militar. A principios de enero el Ministro de la Defensa reunió a miembros de la jerarquía castrense y comandantes de guarniciones en Fuerte Tiuna y luego distribuyó una guía con directrices.” La guía trae como título “Guía de planeamiento del Ministro de la Defensa Comandante Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana 2017”. En ella se indica que: “El llamado al sufragio y la petición de liberación de presos políticos, entre otras demandas de la oposición, buscan desprestigiar al gobierno del presidente Nicolás Maduro.”
¡El tupé del General Padrino López! Pedir elecciones es querer desprestigiar al gobierno. Pedir la libertad de los presos políticos es querer desprestigiar al gobierno. Eso y gorilazgo son una y la misma cosa.