Ayer en nuestra editorial lo comentábamos, cómo desde lo alto de Galipán, en el cerro El Ávila, se veía el puerto de La Guaira congestionado de barquitos -decíamos- viéndolos a lo lejos. Pues el tema es grave, porque la situación se va acumulando y acumulando.
Leo en el diario El Nacional, en primera página: “10.853 contenedores en cola para ser nacionalizados”. La presidenta de Fedecamaras-Vargas, Cipriana Ramos, dijo que mientras la cantidad de carga se ha incrementado en 258% en dos años, los mecanismos burocráticos no se han agilizado y no hay espacio en los patios. “El puerto está colapsado,” aseguró. Los agentes aduaneros y consignatarios afirman que está sobrepasada la capacidad operativa.
Recordarán que los puertos son administrados ahora por una empresa llamada Bolivariana de Puertos, que está bajo la administración de cubanos. Y esta situación desbordó por completo la Bolivariana de Puertos –y, entiéndase, a los cubanos– y en diciembre la situación se ha vuelto muchísimo peor.
Hablamos de un país que vive ya prácticamente de importarlo todo. Nos llega diciembre, fecha de tradicional congestionamiento por tantas compras especiales, y estas compras están varadas en el Puerto de La Guaira, flotando en el Mar Caribe en todos esos barquitos.
Hoy el diario Últimas Noticias, en su llamado en primera página, nos dice que en esos contenedores, en esos barcos, hay carne, pinos y juguetes. A propósito de los pinos, en El Nacional nos dicen: Los comerciantes que tienen sus locales en la Urbanización Las Mercedes en Caracas, sólo comercializan adornos navideños y San Nicolás inflables. Pues aún no han llegado los pinos naturales, todos están atascados allí en esos barcos, además de los juguetes. ¿Cómo hará el niño Jesús?
Bueno, ese es el país que tenemos. Un país de puertos, y estos no funcionan. Bolivariana de Puertos, señores.