Es fácil entender por qué el gobierno tiene miedo. Basta ver lo que ocurrió ayer en las calles de todo el país. Como bien apunta el periodista Oscar Medina, en Konzapata.com: “La estrategia de convertir la cita a marchar en una gran jornada nacional para recoger las firmas fue acertada”. La gente se volcó, se volcó con entusiasmo. A diferencia de lo que es una simple marcha, que a lo mejor no llega a ningún lado ni a nada concreto y por lo tanto produce más frustración y desanimo, las concentraciones de ayer tenían un fin puntual: firmar. Y la gente firmaba con emoción, con alegría, porque sabía que con su firma estaba contribuyendo, poniendo su muy personal grano de arena para salir de este gobierno.
En la emoción de la jornada corrió por las redes la foto de una mujer, que participaba como voluntaria en el operativo, con Hugo Chávez tatuado en el brazo. Cuando usted llegó a tatuarse a Chávez en su piel es porque usted estaba militantemente con él y con todo lo que él representaba. Pero cuando usted se convierte en una activista para firmar la salida de Nicolás Maduro, es porque usted, como chavista, no quiere nada con lo que asume como una traición al legado del Comandante. En Bello Monte llegué a ver, inclusive, algunos con camisas rojas; seguramente salieron de trabajar y fueron directamente a firmar. Firmaron de todas las edades, de todos los estratos sociales.
Dice Elizabeth Fuentes en Konzapata.com: “Lo del revocatorio no es una cola sino una muchedumbre. Como en cuenta regresiva el ambiente nacional se ha ido caldeando por las mismas razones que la dirigencia opositora esgrime para exigir un revocatorio contra el presidente. Escasez de comida, de electricidad, de agua de medicinas, corrupción. La gente se amontonó en todos los estados para firmar el revocatorio. Siente que su espera es un acto de lucha y de venganza.”
Mientras, ¿qué pasa con el presidente? ¿Cómo reaccionó en el día de ayer? En la página web de Unión Radio se informa: “Maduro rechazó señalamientos sobre la existencia de una nueva Lista Tascón. “Me estaban acusando por Twitter de que iba a sacar una nueva Lista Tascón para ver quién firmó, no vale. Dejen quieto a Luis Tascón.” Si el presidente dice que no va a haber una nueva Lista Tascón, evidentemente está reconociendo que sí hubo una. Pero ahí no está el detalle. La nota dice: “El jefe del Estado insistió en que “nada de lo que haga la oposición tiene viabilidad política. La revolución va a continuar y va a tener a este presidente por lo menos hasta el 2018”.
¡Qué manera de silbar en la oscuridad, de gritar para espantar el pánico! Como le dice hoy el durísimo editorial de El Nacional: “En medio de la rabia y de la protesta popular, se pudo entrever un mínimo aire de conmiseración por este hombre derrotado y pisoteado por la historia, náufrago sin rescate posible en medio de una oscura tormenta de torpezas y deficiencias propias y de sus colaboradores que lo empujaron barranco abajo.
“Vivir con la humillante etiqueta de ser el gran sepulturero del legado de Chávez, de ser el villano inepto e inolvidable de la comedia final del chavismo no debe ser fácil, pero a Nicolás no le queda otra alternativa.”
Se comenta -señor Maduro, queridísimos lectores-, como bien apuntaba la periodista Nadeska Noriega desde el estado Vargas, que a las 10 de la mañana, en ese Estado tan tradicionalmente chavista, ya se había logrado el 1% necesario de las firmas. Se comenta que, antes de que terminase la tarde de ayer, ya se había duplicado lo necesario en todo el territorio nacional.