Los entierros en los pueblos, al menos en los pueblos de mi niñez, tenían un ritmo absurdo, contradictorio. Un pasito pa’lante dos pasitos pa’atrás, como si la gente no quisiera despedirse del deudo, como si quisieran estar con él mucho más tiempo. Por eso se caminaba de esa manera, se avanzaba sin avanzar camino al camposanto.
Pues bien, paso tan singular es el que lleva el entierro del régimen actual. La MUD va un pasito pa’lante dos pasitos pa’tras.
A ver… El Papa como excusa, como burladero taurino, es insuperable. Nada como decir el Papa lo pidió. El Papa, quien aun estando en Suecia en un evento histórico tan importante como conmemorar a Martin Lutero, algo impensable tan siquiera unos cuantos años atrás, todavía tiene tiempo para hablar de nosotros: “Papa Francisco afirma que apuesta de corazón al diálogo –así lo titula El Universal-. Su Santidad dice que el diálogo es el único camino para las solución de los conflictos. “Si no se dialoga se grita y no hay otra solución”. Pues bien, atendiendo a la solicitud papal, ayer se suspendió el juicio político al presidente, y también se suspendió la marcha del jueves a Miraflores.
Los comentarios que siguen se parecen mucho a los que hice ayer y antier, y es que este ritmo de entierro de pueblo obliga a volver sobre nuestros pasos. Pareciera que no se avanza mucho. Recordemos. Visita el programa el Cardenal Urosa, y nos declara que no le parece prudente la marcha a Miraflores porque es incitar a la violencia. Es fácil suponer que la palabra de un Príncipe de la Iglesia llegue pronto a los oídos de su Santidad. Quizá de allí, en carambola transoceánica, el Papa aceptó la sugerencia y pidió la suspensión de la marcha.
Sigamos recordando. También entrevistamos a Chúo Torrealba quien, a propósito de la convocatoria para el 3 de noviembre, nos dijo: “Habrá que ver si hay gestos importantes, y entonces eso decidirá el futuro de la marcha”. Pero a la fecha no ha habido tales gestos. A la fecha, salvó la libertad de cinco presos políticos, el régimen no ha dado ninguna otra muestra de voluntad para resolver el conflicto. Es la oposición desde la MUD la que ha hecho concesiones cuando era, curiosamente, la que hacía las exigencias.
¿Qué ha pasado para que ahora todo haya cambiado? ¿Qué ha pasado para que después del pasito pa`lante se hayan dado estos dos pa’trás? No se trata de marchar o no marchar. No se trata de hacer un punto de honor de una marcha que, tiene toda la razón el Cardenal, suponía altísimos riesgos de violencia. Se trata medianamente de mantener cierta coherencia en el discurso; de que a la hora de los giros bruscos, perfectamente comprensibles en circunstancias tan cambiantes y turbulentas como las que vivimos, no se pierda la palabra orientadora que se espera de cualquier dirigente, la palabra que clarifique y explique el porqué de los hechos y el hacia dónde vamos.
Mientras, la crisis, en la pausa que deja esta suerte de tregua, continúa agravándose sin un instante de alivio. Pedro Benitez escribe en Konzapata.com: “Hay diálogo mientras el paralelo y la inflación están fuera de control. Mientras nos ponemos de acuerdo si hay diálogo o no, y si este sirve de algo la cotización del paralelo pasa la cifra de los 1.500 bolívares fuertes. El dólar innombrable y la inflación están totalmente fuera de control sin un plan económico para enfrentar la crisis y esa realidad va a tener consecuencias políticas. O mejor dicho, ya las está teniendo. Y eso, ni Thomas Shannon, ni el Papa Francisco, ni toda la mediación internacional, ni las amenazas de Diosdado Cabello y los desaires de Tareck El Aissami pueden evitarlo. Mientras dialogamos la casa se está incendiando.”
Allí, pues, está el incendio. Y seguimos en este pasito pa`lante pasito pa`tras. Algunos con una urna a cuestas, con pesar y dolor. Otros tratando de bailar salsa, como ocurrió ayer en Miraflores.
Pero que no nos gane el desánimo, menos la desesperanza. Hasta en el pueblo más mísero y remoto, el entierro siempre llegó al cementerio.
Aun cuando en el entierro se traslada al fallecido de esa manera, siempre termina en el irremediable foso del sepulcro. Es decir siempre avanza nunca se aleja de su destino. La constancia y la paciencia siempre dan frutos.