Hay fotografías elocuentes. Fotografías que gritan, como grita la señora retratada por Henry Delgado que El Nacional publica hoy en su primera página. Es una señora de avanzada edad, delgadita ella. Viste humildemente, su cabello corto completamente blanco. Ella clama con los puños cerrados hacia la cámara. Su grito luce desesperado. Esta foto fue tomada ayer en Caracas, durante una manifestación de la Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y a la Vida que reclamaba la falta de medicinas. El titular que acompaña a esta fotografía también trae lo propio: “No encontrar medicinas es un disparo a la cabeza”.
Otras fotografías. Estas son dos que parecen la misma. A la izquierda una señora, también de avanzada edad, camina hacia cámara apoyándose en los anaqueles vacíos de un supermercado. A la derecha una foto casi gemela. Avanza a cámara una mujer, esta más joven, de intensa tez negra en comparación con la blanca señora de la anterior. Pero lo importante es que ella también camina entre los anaqueles vacíos de un supermercado. Las dos fotografías fueron publicadas ayer por la revista británica The Economist. Hay un detalle, la foto de la izquierda -la de la señora mayor- fue tomada en Caracas, recientemente; la de la derecha –la de la joven- fue tomada en Zimbabwe quince años atrás. Y el titular más penoso no puede ser: “Venezuela hoy luce como Zimbabue hace 15 años”. Y citan: “El Fondo Monetario Internacional pronostica una inflación del 720% para este año en Venezuela. Esa fue la cifra de inflación que tuvo Zimbabwe en el año 2003”.
A todas estas, mientras me detengo en estas fotografías, leo lo que declaró el presidente de la república, no en un delirio sobre el Chimborazo sino al nivel del mar en el Puerto de La Guaira: “Deben tener conciencia los locos esquizofrénicos que planifican la destrucción del país que si Venezuela cayera, el mar Caribe se convertiría [en algo] aun peor de lo que está sucediendo en el Mediterráneo. Y ya no irían los pobres de la tierra y del mar a Europa. Se irían por miles y millones en balsas a las costas de los Estados Unidos. No podrían detenerlos”. Y, en semejante contexto, agregó: “Tenemos que reconstruir una economía sana, decente para el pueblo”.
Sí, hay que reconstruir una economía sana y decente para el pueblo. El detalle está en que el cinismo del presidente hiere y abofetea al venezolano de hoy porque él –el presidente- no es inocente. Porque esta economía enferma, indecente, miserable y corrupta es obra exclusiva de este régimen nefasto en sus 17 años de poder. El cinismo también puede ser un disparo a la cabeza.
Y lo más triste que nos están matando de mengua y debes de traer medicamento y alimentos traen armas para darle a los delincuentes para que terminene de someternos al ciudadano que salimos todos los días. A ganarnos el pan de cada día y todavía hay gente que creen en esto o es por conveniencia o negocio le vendieron el alma al diablo que dios nos protej y el ejército venezolano junto con nosotros el pueblo terminemos con este gobierno que nos quita cada día la vida.
dios mio apiadate de nuestro país.
Excelente Cesar, siempre reviso tu pagina para ver si publicas.