De los venezolanos buenos… Y de los otros

  Quisiera hablar de dos venezolanos. Antes he de leer esta noticia. Si usted pensaba que vivía en un pobre país, arruinado y quebrado, está equivocado. “Venezuela es la única garantía de paz en el mundo. Obama estás a tiempo, rectifica, errar es de humanos… Yo se lo diría a Obama, así se lo diría”. Ese giro coloquial -“Así se lo diría…”-, es propio de quien habla sin mayor compromiso, digamos, mientras mata el tiempo en una parada de autobús, o el taxista que hace un comentario, por no dejar, mientras hace una carrera por la ciudad. Pero no, la frase no es de ningún ciudadano anónimo, es nada menos que de Nicolás Maduro, presidente de la república. Según su desplante, él y solo él es la única garantía de paz en el mundo. ¡Que se olvide el Papa Francisco! Pero no tiene sentido ocuparse de semejante alucinación. Cuando decía que queria hablar de dos venezolanos, no estaba incluyendo precisamente a Nicolás Maduro. Mejor dejémoslo de lado para ocuparnos de dos ciudadanos que representan un abismo terrible en la Venezuela de hoy.

  El primero es Rafael Esquivel, expresidente de la Federación Venezolana de Fútbol, a quien se le sigue juicio por corrupción en la ciudad de Nueva York. Esquivel tendrá casa por cárcel una vez que el juez del caso, Raymond Dearie, le permitió salir bajo fianza. El detalle está en el monto: 7 millones de dólares. Y el escándalo en la manera como Esquivel los pagó: 5 millones de dólares en propiedades -¿Cuàntas propiedades tendrá Esquivel en los Estados Unidos- y 2 millones de dólares en efectivo, que, como dice El Nacional en su primera página, “pagó de inmediato”. ¿De dónde tiene tantos millones? ¿De dónde saco todo esto, señor Esquivel?

  El otro venezolano del que quiero hablar es Larry Salinas. La nota que firma Nora Canino, en la página de sucesos de El Nacional, dice: “En la vía a El Pao, en San Félix, Estado Bolívar, fue encontrado ayer el cadáver del director de la Coral Integral Infantil de Guayana, Larry Salinas. El hallazgo lo hizo un grupo de niños que iban a clases en el sector La Recta, en Pozo Verde. Estaba entre la maleza a un lado de la vía con un tiro en la cabeza y otro en el pecho.”

  Un niño va a clases y se encuentra en la vía un cadáver abaleado, ensangrentado. Esa es la Venezuela de hoy.

  El cadáver es el de un profesor, el de un maestro, el de un músico ejemplar que se dedicó a montar corales con niños con discapacidad. Su asesinato conmovió de inmediato. @AndresVelasqz comentó: “Toda Guayana consternada por asesinato de Larry Salinas. La inseguridad nos arrebata a seres queridos todos los días y gobierno insensible”. @sumitoestevez dijo: “El músico Larry Salinas es de las personas más puras y generosas que conocí. Poca gente es tan maravillosa. Qué terrible su asesinato”. Valentina Quintero agregó: “¡Qué dolor! Acaban de conseguir muerto a Larry Salinas en Ciudad Guayana. Un ser humano luminoso, director de la coral de niños. Lo lloramos”.

  Y en una nota de Carmen Hinojosa leo lo siguiente:

  “Por más de 20 años Larry Salinas dirigió la Coral Infantil Integrada de Guayana. Su trabajo estuvo enfocado en educar musicalmente a niños con trastornos genéticos y discapacidades intelectuales. En el 2013, en conmemoración del Día Mundial del Sindrome de Down, cantó durante un acto en la Asamblea Nacional, logrando que diputados de oposición y oficialismo se abrazaran. Estuvo nominado al premio Héroes en CNN.”

  Lo increíble: logró con una coral de niños con Síndrome de Down en la Asamblea Nacional –la anterior- que los diputados oficialistas y opositores se abrazaran. Lo insólito. Lo imposible. Lo que deseamos los venezolanos: que por fin pueda haber un momento de sensatez, de paz, de cordura, entendimiento y reconciliación.

  Este buen hombre fue asesinado, vilmente asesinado. Hay venezolanos singulares, extraordinarios. Buenos, muy buenos. Hay venezolanos maravillosos que son nuestra verdadera esperanza.

  Los están matando.

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