Por: Fernando Mires
La MUD (Mesa de la Unidad Democrática) es un frente político que agrupa y coordina a la mayoría de los partidos y asociaciones no chavistas de Venezuela. Esa es la razón por la cual la MUD se ha convertido en modelo para oposiciones que en otros países de la región enfrentan a gobiernos de tendencias autocráticas y personalistas.
A diferencia de organizaciones y movimientos populistas, la MUD no disuelve sus diferencias alrededor de un significante difuso como es un líder mágico. Por el contrario, se trata de una asociación que no solo mantiene sus inequivalencias (Laclau) sino, además, las hace públicas. A diferencias del chavismo, que se rige por la lógica de una supuesta unidad sin diferencias, la MUD se rige por la lógica de la unidad en las diferencias. La disimilitud es notable: si el chavismo hiciera pública sus diferencias, se termina el chavismo. Si la MUD no hace públicas sus diferencias, se termina la MUD.
Si para entender a la MUD tuviéramos que hacer una tipología de coaliciones unitarias, podríamos distinguir tres grupos
La coalición populista propiamente tal cuyas magnas expresiones en la historia latinoamericana han sido el peronismo y el chavismo.
Las coaliciones electorales que agrupan a diversos partidos y grupos (Nueva Mayoría en Chile, Frente Amplio en Uruguay)
Los frentes de agrupación democrática no solo electorales de los cuales el más notorio es la MUD
¿Qué diferencia hay entre un frente democrático y una coalición electoral?
La coalición electoral persigue dos objetivos: ganar elecciones y formar gobierno. Un frente democrático también intenta ganar elecciones y formar gobierno, pero su objetivo principal es unir a la oposición frente a un sistema político que intenta suprimirla.
En otras palabras, un frente democrático intenta construir una oposición cuyo objetivo es evitar que una dictadura parcial se convierta en dictadura total. Ese es el rol –defensivo y no ofensivo- que juega la MUD. Eso no quiere decir que la MUD deba renunciar a la ofensiva si las condiciones lo determinan. Pero esas condiciones, después de que la MUD fuera derrotada en las elecciones municipales de 2013 -aun pese a la profunda crisis económica desatada por el régimen- no se han dado todavía.
Un frente democrático como la MUD es el reflejo institucional de tendencias que predominan al exterior del sistema de dominación chavista. Así como en los Frentes Populares europeos de fines de los años treinta coexistían todos los sectores opuestos al fascismo, desde monárquicos a comunistas, en la MUD también coexisten diferentes tendencias. Sin embargo, predominan las de centro-izquierda.
Cuatro partidos de la MUD son miembros de la Internacional Socialista. De centro-izquierda es también el programa de la MUD. De centro-izquierda ha sido el discurso electoral de Henrique Capriles. Leopoldo López, antes de ser llevado a prisión, declaró ser socialdemócrata. Incluso M. C. Machado levantó durante las primarias la consigna (socialdemócrata) del “capitalismo popular”. Cabe agregar que ni López ni M. C. Machado han cuestionado al programa de la MUD. Si hay diferencias, estas no son programáticas ni tampoco ideológicas. ¿Son estratégicas?, ¿son tácticas?, ¿son personales? Tal vez hay un poco de todo eso.
En todo caso, cuando López/ Machado plantearon “la salida”, no fue una salida de la MUD. Eso está claro.
De tal modo, estar en contra de la MUD es estar en contra del espectro político no chavista de Venezuela. Como escribió un analista, si la MUD es destruida y después surge una nueva organización unitaria, esta tendría que ser igual a la MUD. Esa es la razón por la cual en Venezuela no habrá ninguna salida política sin, fuera, o más allá de la MUD. La MUD es el espejo de la oposición política venezolana, con todos sus defectos y con todas sus virtudes.
Por supuesto, la MUD no controla toda la realidad política. Los estudiantes, como en otros países, realizan movilizaciones de acuerdo a lógicas muy propias. Pero la MUD está obligada a interpretar la realidad política de acuerdo a diversas constelaciones; y no todas siguen el ritmo del movimiento estudiantil. Por lo tanto debe llevar a cabo tareas no espectaculares aunque muy importantes, incluyendo la interlocución con el enemigo político. Sin diálogo no hay política.
Si los estudiantes adaptaran sus movilizaciones a la lógica de la MUD, sería un error. Pero si la MUD adaptara su política a la lógica de los estudiantes, sería una locura.
Más allá de eventuales errores, la MUD ha sido fiel a lo que es la oposición en su conjunto. Frente a un régimen antipolítico trata de salvaguardar la política como medio de comunicación. Frente a un gobierno militarista que dispara en contra de manifestantes desarmados y usa a presos políticos como rehenes, exige la disolución del para-militarismo y la amnistía general. Si se trata de neutralizar a los sectores más violentos (cabellistas) o golpistas del chavismo, acepta formar parte de comisiones junto con el gobierno. Y si hay que impulsar movilizaciones sociales, también lo ha hecho.
Los caminos de la MUD no son épicos y en periodos no electorales no entusiasman demasiado. Eso explica por qué la MUD ha estado sometida a una crítica implacable de parte de grupos anti-políticos. Hay, en efecto, un sector opositor cuyo acceso a la prensa es inversamente proporcional a su peso político real. Son personas que han convertido a la MUD (y a Capriles) y no al chavismo en enemigo principal. La mayoría sufre de alucinaciones apocalípticas. Imaginan que la salida a la crisis ocurrirá como consecuencia de un levantamiento heroico de lo que ellos llaman “sociedad civil”. El ejército iluminado por la verdad se pasará en masa al campo antichavista. Maduro buscará refugio en La Habana. Cabello será llevado a La Haya. Y los “colaboracionistas” (Aveledo, Borges, Capriles, Falcón, entre otros) sobrepasados por la historia, pedirán perdón a los gloriosos héroes que después de la sangre derramada gobernarán para siempre a la nación.
Siento defraudarlos, pero esas visiones ocurren solo en películas de muy mala calidad. Y si de todas maneras llega el momento de celebrar un triunfo, este será el resultado del trabajo arduo, a veces gris de la MUD. Pues, como decía Max Weber, hacer política significa “perforar a duras maderas con pasión y con paciencia”.