Publicado en El País
Alberto Barrera descifra en ‘Patria o muerte’ el misterio y la parafernalia que rodeó la enfermedad del líder venezolano
Leí hace unos años La enfermedad (2006), la novela con la que Alberto Barrera Tyszka (Caracas, 1960) obtuvo entonces el Premio Herralde de Novela. La cito porque en Patria o muerte, novela con la que este año se llevó el Premio Tusquets, el escritor venezolano vuelve al estudio de una enfermedad. Pero si en la anterior dicha enfermedad se centraba en dos personajes corrientes, en ésta se centra en un personaje político real de enorme trascendencia, para lo bueno y para lo malo (probablemente más para lo segundo), de la historia contemporánea de Venezuela. Estamos hablando de Hugo Chávez.
En La enfermedad, Barrera Tyszka desmontaba la idea de enfermedad como algo inconcebible en la sociedad contemporánea, como metáfora incordiante de la vida perfecta, incorruptible. Dentro de un contexto absolutamente ficcional, lo hacía avalado por voces autorizadas en esta materia, desde Susan Sontag hasta el Richard Burton de Anatomía de la melancolía. Luego no descuidaba la representación de una contingencia más próxima, más íntima, como es la enfermedad de un ser querido, y cómo las palabras pueden colaborar, si no a remediar lo irremediable, sí a aceptar nuestro final con dignidad.
En Patria o muerte el autor entra de lleno en el terreno político. Entra a intentar descifrar no solo el misterio que rodeó la enfermedad de Hugo Chávez, sino también la parafernalia bastante escabrosa con la que se la presentó ante la ciudadanía. La opacidad y el silencio también tienen sus rituales de camuflaje. Todo el mundo sabe que la gobernanza del chavismo se aproximó bastante a una paradoja que debe hacer que los politólogos se lleven las manos a la cabeza. La que hace que un Gobierno nacido de las urnas termine asumiendo roles despóticos y al borde casi de una dictadura.
Alberto Barrera Tyszka hace una operación deconstructiva. Pone actores prototípicos, preferentemente de clase media o profesiones liberales. Los reúne ante el jeroglífico que significa el chavismo con Chávez y posiblemente más todavía con sus continuadores. Los reúne y los hace entrar en franca contradicción con el régimen. Los obliga a tomar decisiones, algunas peligrosas para su integridad física y moral. Son personajes que tienen que vivir en connivencia o contra un Chávez moribundo. Para completar la escena permite que comparezcan tres representantes del lumpen-proletariado, la “chusma”, como la llamaba sin miramiento Hannah Arendt.
Patria o muerte es la mejor novela que leí en mucho tiempo sobre el carisma, la sobreactuación personal e ideológica en aras de un proyecto con visos totalitarios. Y también es lo mejor que leí sobre los “carismados”, que es como llama el autor a las víctimas, conscientes o inconscientes, del líder carismático. Claro que Patria o muerte es antes que nada una obra de ficción, con sus leyes estrictas de representación. Y porque lo es con tanto cuidado estético, con tanto poder de persuasión novelística, todo lo que se nos cuenta en ella suena siempre a verdad. El autor venezolano ha escrito una novela, pero también un estudio caracterológico, y no solo de una persona como Hugo Chávez, sino también de una clase, desorientada, cogida a contrapié. En Patria o muerte hay un médico cancerólogo que procura vivir al margen; está su esposa, que no acepta el régimen; hay una niña y un niño que no soportan más realidad (la realidad chavista) que la virtual de Internet para huir de aquella. Patria o muerte es también una novela clínica, en la medida en que su sustancia argumental y moral se articula en torno a una enfermedad individual y colectiva. Y, por fin, es un libro sobre la imposibilidad de hallar una solución al doloroso jeroglífico en que se ha convertido Venezuela. Se dice en la novela que hay problemas que no tienen solución. ¿Es Venezuela uno de esos problemas? Alberto Barrera Tyszka ya ha hecho bastante, desde la ficción, que ese problema esté tan soberbiamente planteado.
Patria o muerte. Alberto Barrera Tyszka. Tusquets. Barcelona, 2015. 248 páginas. 18 euros.