Publicado en: Vozpópuli
Por: Karina Sainz Borgo
La noche del sábado falleció el escritor británico, el maestro de la novela de espionaje
Su verdadero nombre era David John Moore Cornwell, pero él prefirió llamarse John le Carré (1931-2020), el novelista británico que recuperó lo mejor de la tradición de Chesterton y ejerció un potente influjo gracias a su voz y su estilo. Agente secreto durante los años de la Guerra Fría y el más grande escritor del género de espionaje, el británico ha fallecido la noche del sábado a los 89 años en el Royal Hospital de Cornwall a causa de una neumonía.
Su novelística supuso, en opinión de algunos avezados lectores, una nueva forma de mirar en un mundo que ya no se repartía (sólo) en los buenos y malos ambos lados de una línea; sino de uno acaso más complejo, más humano, que se repartía –entonces- a ambos lados de un muro. El de Berlín. Dueño de un estilo inconfundible, Le Carré publicó más de 24 libros en 50 años.
Sus primeros textos, una combinación de humor y el género policíaco, terminaron destilándose en un universo de espías, dobles agentes, topos, aristócratas y elegantes sujetos del Servicio Secreto Británico, que aparecen retratados y descritos en Volar en círculos (Planeta). Hay quienes afirman que los agentes de la KGB amaban sus novelas; y razones no faltaban. Entre otras cosas porque se levantaban sobre el escarmiento de la experiencia vital de Carré.
Fue la combinación de su capacidad de mirar con la sustancia de sus mejores años como agente lo que hizo sus libros un prodigio. Le Carré se hizo famoso a raíz de sus historias con el telón de acero y la guerra fría . Su segunda novela El espía que surgió del frío (1963), reconocida con el Premio Somerset Maugham y Premio Crime Writers Association Gold Dagger, fue descrita por Graham Greene como la mejor novela de espías que había leído jamás.
Sus novelas fueron adaptadas al formato audiovisual, entre ellas Llamada para un muerto, (1961), que fue llevada al cine con James Mason como el protagonista implicado en la investigación del suicidio de un miembro del Foreign Office. Hay un gran número de obras de Le Carré adaptadas a la pantalla grande o chica: El Topo –que forma parte de su serie de cinco novelas protagonizadas por el agente George Smiley- inspiró la mítica serie de la BBC realizada por John Irving. Pero a esa se suman muchos otros títulos: El jardinero fiel o El sastre de Panamá.
Polémico –sus desavenencias con Salman Rushdie se dieron por resueltas hace apenas unos años-, John Le Carré no admitió ningún tipo de premio literario ni títulos ni distinciones. A pesar de todo, algunas instituciones persistieron en premiarlo, como el Instituto Goethe, que le otorgó en 2011 la Medalla Goethe. A pesar de esta naturaleza espartana y áspera, asomó algunas claves de su biografía en sus memorias: desde sus años persiguiendo rusos en el MI5 hasta temas algo más complejos, como su padre, a quien dedica unas durísimas páginas.
En sus libros más recientes, entre ellos Un hombre decente (Planeta), el escritor empleó un tono escéptico. Al menos en la ficción parecía cada vez más enojado, más enconado contra el mundo manejado por los financistas que todo lo atropellan, acaso por eso transmitía en ellos una ira contemporánea, ya fuese en las acciones terroríficas de los laboratorios (El jardinero fiel) o la actual situación de los inmigrantes en la Europa de nuestros días (El hombre más buscado) o la guerra, en Amigos absolutos.