El señor Pedro Carreño, a quien le acompaña un nutrido expediente de cargos en los cuales se ha caracterizado por la inutilidad y la pugnacidad, es ahora miembro de la ilegal e inconstitucional ANC. Es de los ungidos, pocos, a quienes se les permite halar en ese foro. Habla con alguna frecuencia y cada vez que lo hace nos obsequia pensamientos “revolucionarios”.
En la sesión del pasado martes 03 de octubre, el señor Carreño dijo varias bobadas. Nada que pueda sorprendernos. Es al fin y al cabo un experto en la banalidad. Pero en medio de una alocución cargada de simplonerías pseudo intelectuales, soltó una idea de esas que perturba hasta a las mentes más dañadas. Dijo que la Constituyente existe y tiene como deber ser, como motivo y razón el hacer irreversible la revolución bolivariana.
“Irreversible” se define como algo que no tiene vuelta atrás. Habla de hacer algo definitivo. Seria largo explicarle filosóficamente al señor Carreño por qué lo que ha dicho es una notoria bobada. Pero limitémonos a decirle que en sistemas políticos lo irreversible no tiene cabida. Que, muy por el contrario, el cambio es intrínseco a la sociedad y, por ende, a la política. Así las cosas, lo irreversible no cabe. Ninguna revolución ocurrida en la historia universal ha sido irreversible, ni lo será jamás. Han supuesto cambios, que a su vez han generado cambios. Algunas han fracasado. Pero incluso las que han triunfado se fueron transformado.
Irreversible, señor Carreño, es la muerte. Que es el gran logro de la revolución que usted promueve. El fallecimiento de miles, millones, de ciudadanos por causas perfectamente evitables. Ustedes hicieron irreversible el destino fatal de enfermos fallecidos por no poder haber podido disponer de medicamentos cuyo consumo es asunto de vida o muerte. Irreversible es el futuro de millones de infantes condenados a las consecuencias nefastas de la desnutrición en sus primeros años de vida. Irreversible es el dolor de cientos de miles de familias que han enterrado personas queridas caídos por consecuencia de la inseguridad.
El tiempo, señor Carreño, es un recurso natural no renovable. Minuto pasado minuto perdido. Pero Venezuela no es irrecuperable porque la revolución que causó el desastre no es irreversible. Y no lo será ni porque ustedes, irresponsablemente, pretendan por la vía de unas palabras escritas en papel mojado que su revolución es irreversible.
Señor Carreño, quiero pensar que usted dijo tamaña bobada como una expresión del acalorado momento electoral y la necesidad de vociferar alguna consigna que alborote pasiones para intentar no perder tan gravemente en los próximos comicios. Sólo eso explicaría un planteamiento de tanta escasez intelectual. Acaso buscaba usted que ese público cautivo de los mudos constituyentes le aplaudiera. Y no hallando algo medianamente inteligente que decir, de la chistera sacó un argumento tan baladí. Pero debe usted saber que hoy el mundo no es el igual. Nada queda sin registro. Y usted suma bobadas a su ya vasto haber de necedades. Mientras usted hablaba en esa sesión, la cámara captó a Iris Varela haciendo una siestica y a varios constituyentes haciendo gestos de desaprobación a sus palabras. Que no se les permita el derecho de palabra para rebatirlo no quiere decir en modo alguno que su bobada pase debajo de la mesa. Me pregunto si lo irreversible es su torpeza.
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