Del becerro subversivo

   Nos enteramos por un despacho de la agencia EFE, que el Papa Francisco decidió enviar una carta personal a Nicolás Maduro, “debido a la grave crisis que atraviesa Venezuela”. El contenido completo de la carta no ha trascendido, pero el portavoz del Vaticano, el padre jesuíta Federico Lombardi, señaló que el Papa escribió una carta personal al presidente Maduro en referencia a la situación del país. Ya el Papa, en el mensaje Urbi et Orbi del Domingo de Resurrección, se había referido a nuestro país preocupado por lo que aquí ocurre. Por ello ahora le escribe directamente a quien él entiende es el responsable de la crisis, o, según como se mire, el que tiene la solución en su mano: Nicolás Maduro. Al Papa tiene que preocuparle la situación del país en general y de Maduro en particular, porque –urbi et orbi- a todos nos preocupa el estado del presidente; un hombre que, por decir lo menos, perdió el norte, la sindéresis y la coherencia.

 Ayer, con motivo del día del trabajador, se le ocurrió declarar dislates que hoy reseña la prensa nacional: “Maduro ordena rebelión y huelga si es sacado del poder”, este titular se repite en El Informador de Barquisimeto, El Tiempo de Valera, El Aragüeño en Maracay y en tantos otros.

  Presidente, explique, por favor, ¿cómo es eso de una huelga? Si usted es el que prácticamente ha llevado a una huelga al país. Ya solo se trabaja un día a la semana. ¿Qué más huelga quiere usted? Pero él pide huelga si lo sacan del poder “sea como sea”. ¿Y cómo es eso de sea como sea presidente? ¿Es que acaso usted piensa eternizarse en la Presidencia de la República? De ninguna manera, Maduro. Su presencia allí es finita, la Constitución así lo establece. Y una de las maneras para sacarlo de allí es vía referéndum revocatorio. Y, como sabe, ya 2.300.000 venezolanos decidieron que no querían que usted siguiera allí.

 Pero resulta que, para insistir con la burla a los venezolanos, aparece ahora la Rectora del CNE, Tania D’Amelio -seguro estoy usted ni le conoce el tono de voz; yo tampoco- afirmando que no se pueden revisar las firmas antes de que transcurran los 30 días previstos. A lo cual el ex rector Vicente Díaz le responde: “Rectora, usted sabe perfectamente que los plazos son límites máximos, el principio de celeridad obliga al mínimo”. Pero qué importa lo que diga Tania D’Amelio si ya el propio Psuv, por órdenes de Maduro, es el que va a revisar las firmas. ¿Para qué, entonces, existe el CNE? ¡Menudo despelote tienen internamente! Menudo despelote han provocado en el país!

 Continuando con el presidente, ayer dijo, con relación al caso Polar -le leo citado en El Nacional-: “Planta parada, planta tomada. Me sabe a casabe quien sea, si sigue el plan golpista pueden terminar encanaos”. ¿Así habla un malandro o es el Presidente de la República? Además, el presidente quiere que la cosa sea en paz. Bueno, Maduro, primero póngale reparo a los malandros que fueron a perseguir el pasado viernes a Chúo Torrealba para caerle a golpes. Torrealba iba, como es su costumbre, sin escoltas, pero le dio sus buenos golpes a algunos de los delincuentes que cobardemente fueron tras él.

  Pero sigamos en esta misma primera página de El Nacional. Se destaca algo grave: “La Fuerza Armada Nacional Bolivariana da órdenes para actuar contra la oposición. Los planes castrenses desarrollados durante los tres últimos años establecen que: “Las organizaciones opositoras al sistema de gobierno vigente constituyen fuerzas enemigas”. Los estudiantes también están en la mira pues en el plan de operaciones de seguridad a centros de educación media y superior se considera que están infiltrados por elementos subversivos”. Pero, a estas alturas, por todo lo visto, oído y leído, el principal subversivo en el país no es otro que Nicolás Maduro. De hecho, habla como si estuviera en la oposición; tan perturbado y descontrolado le han dejado los dos millones de firmas en su contra. Es un hombre tan acorralado y fuera de sí, que llegó a soltar esta insólita y reveladora frase: “Mientras más me chantajeen me pongo más becerro”. ¿Qué quiere decir con eso de más becerro? En un primer momento pensé que lo que quería decir era era algo así como “me pongo más berraco”. Pero esta es una expresión típica de colombianos, y, después de tantas acusaciones señalando que el presidente es de esa nacionalidad, me resulta insólito, por no decir imposible, que él vaya a cometer semejante torpeza. Pero quién quita. Maduro es impredecible, como procede sin lógica alguna, es fácil que nos sorprenda constantemente. Pero, contrario a lo que sospechaba, luego me informaron que “becerro” es un término que se maneja en el sistema carcelario venezolano. Mas es raro que esa haya sido la acepción procurada por el presidente, porque, según me explican, el becerro en las cárceles venezolanas es el más tonto, el más cretino, el más miserable de los presos. En fin…

  Vistas todas estas desafortunadas circunstancias, ¡cómo no le va a escribir el Papa a Nicolás Maduro!

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