La protagonista de la noticia del día de hoy es una mujer del pueblo. Su nombre, Jenny Elizabeth Ortiz Gómez. ¿Por qué ella es noticia? Porque falleció. Porque fue asesinada en disturbios en San Cristóbal, en el sector Brisas del Torbes, cuando Politáchira reprimió una manifestación de gente que buscaba comida. La reseña de El Nacional dice: “En una trifulca por comida Jenny Elizabeth Ortiz Gómez buscaba a su hijo menor de edad cuando recibió varias descargas de perdigones a corta distancia que le desfiguraron la cara y le causaron un edema cerebral. Un total de 16 personas fueron detenidas por Politáchira cuando una poblada del sector Brisas del Torbes exigía que les vendieran los alimentos.”
En el titular de La Nación, en San Cristóbal, habla la madre de Jenny Elizabeth Ortiz Gómez: “A mi hija la mataron y ella no estaba en ningún saqueo. Los vecinos del barrio Brisas del Torbes no pudieron dormir la noche del domingo por lo ocurrido en el galpón de una empresa almacenadora que terminó con la vida de una madre y vecina del barrio”.
En Efecto Cocuyo la hija de la víctima narra los hechos: “Jenny Mogollón, de profesión enfermera, denunció que su progenitora murió como víctima de un abuso de autoridad a la hora de repeler una manifestación: “Mi madre corrió junto a mi hermano menor y mi novio, cayeron por un pequeño barranco; y me dicen que cuando mi mamá alzó la cara, un policía de los ‘Rayos Rojos’ le apuntó al rostro a una distancia muy corta, y le disparó un arma con perdigones”. Mas adelante se insiste: “La víctima no estaba con el grupo que ocasionó los disturbios, sino que había salido a buscar a su hijo y se encontró con la alteración del orden público, quedando en medio del enfrentamiento entre la turba y los organismos de seguridad. Ortiz quiso huir junto a su hijo, se deslizó por un montículo pero entonces un uniformado del grupo “Rayo Rojo” le disparó en la cara”. ¿Qué es este grupo Rayo Rojo? ¿Por qué este hombre dispara a la cara? Ya queda en el plano anecdótico si la víctima estaba o no entre los que, desesperados, buscaban comida y saquearon el depósito. Es lo de menos. Lo importante es que un funcionario de un cuerpo de seguridad ha asesinado a una persona del pueblo que estaba en la calle.
Ayer comentábamos la pregunta que se hacía Rafael Poleo en el editorial de El Nuevo País: “¿Saldrá Padrino a reprimir las manifestaciones por comida?” Por otra parte, decía Ramón Guillermo Aveledo: “A la Fuerza Armada le va a tocar la ingrata y muy antipática y condenable tarea de reprimir”. Y recordemos que en los primeros tiempos de este régimen, Hugo Chávez se llenaba la boca vociferando que “más nunca las Fuerzas Armadas venezolanas saldrían a reprimir al pueblo”, en clara alusión a la masacre ocurrida durante el Caracazo. Pues estas palabras de Hugo Chávez también se las ha llevado el viento. No sirvieron para absolutamente nada: aquí está ya está establecida la represión abierta y a sus anchas y sin control alguno.
Estamos en una situación crítica, peligrosa y de extrema gravedad. En Konzapata.com el periodista Roberto Deniz afirma: “El Ministro de Alimentación, General Rodolfo Marco Torres, reconoció el viernes que en el país hay “poco alimento”. La cantidad de comida distribuida a través de los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) contrasta con la magnitud que se distribuía en los llamados “operativos a cielo abierto”. En esas jornadas se comercializaban hasta cuatro y cinco veces más productos que en los Clap. De las ventas masivas en plazas se ha pasado a la distribución de bolsas de comida.
Y en el mismo portal Danny Leguízamo escribe: “Los CLAP son la versión chavista de la libreta de racionamiento cubana”. Es decir, esto llegó al llegadero. No hay comida. Y el gobierno, entonces, distribuye y vende las “bolsitas”, y lo hace de manera arbitraria. La gente no se da por satisfecha. La gente tiene hambre. La gente sale a buscar la comida y viene la represión abierta.
Una señora con el rostro desfigurado por perdigones ha muerto. Lamentablemente, puede la primera de una lista muy larga.