Esta semana vamos a navegar con ese gran saxofonista de los 40’ y 50’ como lo fue Coleman Hawkins. Y el saxofonista tenía su saxo tenor pero le sacaba notas muy graves, un saxo pesado, en algunos casos sonaba más cercano a un barítono. Y además, en medio de esto lo tocaba con una suavidad. Era de repente el susurro, y ya que era tan pesado, permítanme la metáfora, era algo asi como el susurro de una gandola. Había mucha ternura en esto, aunque no lo crean. Spellbound es un buen ejemplo.