Recuerdo que en alguna oportunidad Gustavo Dudamel me contó que tras dirigir a la filarmónica de Los Ángeles, ese día recibió la visita en el camerino nada menos que del propio Quincy Jones. Y cuando Dudamel ve que entra al camerino Quincy Jones, le empieza a tararear el Soul Bossa Nova que escuchamos el pasado el lunes. Y dice Gustavo, es que ese disco era favorito de mi papá y yo tenía esa melodía clavada en la cabeza, por un lado vi a Quincy Jones y la melodía se me salió solita. Y luego, conversando con Quincy Jones, Gustavo le comenta que ese era de verdad un disco que le parecía maravilloso. A lo cual Quincy Jones le dijo, que sí, que ese disco era de sus mayores logros, de sus mayores orgullos. En esos tiempos de la inducción de la bossa nova a nivel mundial, esta pieza era ineludible, La Samba de una sola nota.