“Yo, Ennio Morricone, he muerto. Lo anuncio así a todos los amigos que siempre me fueron cercanos y también a esos un poco lejanos que despido con gran afecto”.
Estas frases, son el encabezado de una carta que leyó el médico de Ennio Morricone, que lo acompañó en sus últimos momentos y que leyó a los amigos y periodistas que aguardaban por alguna noticia final.
Dijo que quería despedirse de esa manera con esa carta, porque no quería molestar. Allí le dedica un recuerdo particular a Pepucho. Pepucho era como él llamaba a Giuseppe Tornatore, para quien trabajó en todas sus películas.
También saluda a sus hermanas Adriana, María y Franca, a sus cuatro hijos Marco, Alessandra, Andrea y Giovanni; a sus nietos Francesca, Valentina, Francesco y Luca; y al final le dedica un lugar muy especial a su esposa María Travia, con la que compartió toda su vida desde que se conocieron en 1950. A ella le escribe: “A ella renuevo el amor extraordinario que nos ha mantenido juntos y que lamento abandonas. A ella es mi más doloroso adiós”, Ennio Morricone.
Esta semana vamos a navegar, obviamente, por la música de este gran compositor, de los más extraordinarios que nos ha regalado el cine y la música en general en la segunda mitad del siglo XX y lo que fue de este siglo XXI.
¿Cómo comienza la historia de Ennio Morricone? Comienza, a efectos del gran público, llevado de la mano de Sergio Leone con las tres primeras películas del Western Spaghetti que se harían legendarias: “Por un puñado de dólares”, luego “Por un puñado de dólares más” y en tercer lugar la más emblemática de todas: “El bueno, el malo y el feo”.
Escuche también: “Motherless Brooklyn Theme”, del Soundtrack original de la película “Motherless Brooklyn”