Continuamos navegando por el iPod con el Quinteto Contrapunto. Luego de esa presentación en la RAI, ocurrió lo que Domingo Mendoza define como una circunstancia milagrosa. En el muy prestigioso teatro del Eliseo en Roma, se iba a presentar un gran Fulano de Tal, un maestro de maestros en el canto operático, pero este señor, don Fulano de Tal, pues vio afectada sus cuerdas vocales y hubo que sustituirlo a última hora. Entonces, convocaron al Quinteto Contrapunto. Escribe Domingo Mendoza:
Los asistentes a tan magno evento, apertrechados con sus mejores galas, iban entrando ingenuamente sin sospechar que iban a ser engañados de la forma más alevosa. Con el aforo a reventar, aparece, en lugar de la orquesta, una dama tan linda como elegante, pidiendo excusas porque esa noche por razones de fuerza mayor e irreparables, quebrantos de salud de el gran maestro Fulano de Tal no era posible cumplir con el programa tan ansiosamente esperado y en su lugar se iba a presentar un conjunto venezolano que cantaba música popular. Esta mujer era nada menos que la actriz más cotizada en teatro y cine, en esos momentos, Paola Pitagora, quien había sido seleccionada no solo por su prestancia, belleza e inteligencia, sino por su versatilidad y capacidad de persuasión para que el público, sencillamente, no incendiara el famoso teatro Eliseo de Roma. Automáticamente, y delante de nuestras propias narices y temblorosas cuerdas vocales, le traicionado público empezó a abandonar las poltronas con mucha educación, furia y decepción. Apareció de nuevo la voz bien afinada y convincente de la bella Paola, lo que evitó la desbandada total: “per piacere”; les pido en nombre de la tradicional educación romana, no abandonar sus asientos; sean consecuentes con este grupo que viene de tan lejos, y que las circunstancias les ha regalado esta gran oportunidad ,para que un público tan culto como ustedes, les oigan por lo menos una o dos canciones de su repertorio. La elegancia volvió a sentarse y empezó la primera canción, que tuvo que ser anunciada por la propia Paula pues no había programa, fue oída con tolerancia. La segunda canción hizo presentir un ambiente de aceptación y creo que hasta unos aplausos con guantes de lana. En ese momento, una especie de ventolera me obligó a pararme de espaldas al público, para decirle a los otros cuatro: “muchachos ya esta gente es nuestra; vamos a darles ahora lo mejor de nosotros y a demostrarles de lo que somos capaces”. Las tercera y cuarta interpretaciones, merecieron un aplauso más descarado, en la quinta y sexta se escucharon los primero “bravos” de nuestra historia dichos en italiano.
Que joya, un deleite, mi infancia transcurrio oyendo los discos de mi mama del Quinteto, un goze para mis oidos, asi como oir la historia de este valuarte de nuestro país.
Definitivamente “los designios del Señor” son los que marcan nuestros pasos, siempre…
Desde hace varias semanas tengo problemas para reproducir las sorpresas del iPod! Ojala puedan darme algún tip al respecto saludos