El pasado 6 de enero, día de la epifanía del Señor, falleció en la ciudad de Nueva York -en la Babel de Hierro como le gustaba llamarla-, uno de los más extraordinario músicos cubanos de todos los tiempos, Alfredo Armenteros, mejor conocido como “Chocolate”.
Lo que está sonando al fondo es el famoso “Bodeguero”, de la Orquesta Aragón. El tema, según me lo confesó hace muchos años su compositor, el flautista Richard Egües, lo compuso, precisamente, por culpa de Chocolate. El famoso coro -“Toma chocolate paga lo que debes”- no se refería a beber chocolate o comer chocolate. No señor. Era “Toma, Chocolate, paga lo que debes”. Se refería a una deuda del popular trompetista. No sé si con los años Chocolate dejó de ser mala paga. Sólo sé que en el mundo de los músicos caribeños en Nueva York él era sumamente querido. Era, sin exagerar, el alma de los músicos cubanos en Nueva York, así como antes lo fue en La Habana.
Chocolate se fue de Cuba en los tempranos 60 y desde ese entonces se radicó en Nueva York. Armenteros había nacido en Santa Clara el 4 de abril de 1928. Y luego de tocar con René Álvarez y el Conjunto Los Astros, paso a ser integrante de una banda fundamental, nada menos que el conjunto de Arsenio Rodríguez. Uno de los temas más importantes de la música de Arsenio, compuesto por su pianista Luis –“Lili”- Martinez Griñán, fue “Kila, Quique y Chocolate”, que luego, en los tiempos de la salsa de los años 70, fue rebautizada como “Tumba y Bongó” por Larry Harlow. El título original alude a Kila y Quique, respectivamente tumbador y bongosero del conjunto de Arsenio. Porque lo importante es que es Arsenio el que impone la tumbadora para acompañar al conjunto de son (antes el conjunto de son solo tenia bongó, clave, maracas y una sola trompeta). Por ello es que Lili Martinez cuenta en la letra: “Ya los profesores notan que en nuestro ritmo falta pingor, cuando por cualquier motivo falta la tumba, falta el bongó”.
Lo curioso del título es que el tema, hecho para el tumbador y el bongosero, incluyó a Chocolate, el trompetista.