El Jamaiquino fue un tema que se volvió obligatorio en el repertorio de las grandes orquestas, no solo en Cuba, sino también en esa arremetida importante de los años 50 y 60 en Nueva York. Así como ayer escuchábamos la orquesta de Machito con su versión, hoy vamos a escuchar la de la orquesta de Tito Rodríguez, con esa orquesta de Tito Rodríguez en sus primeros momentos. De hecho, aquí hay dos detalles singulares, que los invito a que el pongan atención a ello. El primero, no sonea Tito, de hecho ni siquiera canta como solista. Su voz con su muy característico timbre nasal se siente, peor el acompaña una segunda voz, de manera que no va nunca solo. Como le decía no sonea. El otro detalle singular es que hacia el final, luego del solo de piano, se hace del grito de guerra de José Fajardo y sus estrellas, aquel grito de guerra de José Fajardo que gritaba: ¡Vayalo! Y el coro le contestaba: ¡Hierro! ¡Hierro! ¡Hierro! Se apodera de ese grito de guerra Tito Rodríguez en esta versión.