Cuando Paul McCartney compuso y publicó este tema, “Cuando tenga sesenta y cuatro años”, él tenía apenas 27. Faltaba mucho para que llegara a esa edad que a los 27 se veía muy lejana. En la canción le preguntaba a la mujer: ¿Me seguirás alimentado? ¿Me serguirás cuidando? ¿Seguirás conmigo cuando tenga 64 años? Lo cierto es que McCartney ya rebasó la década de los 60, va por la medianía de los 70 y ahí sigue tan campante.
Cuando se tiene menos de 30 años, el sexenio se ve demasiado lejos, y uno siente que al llegar a esa meta imposible la vida puede cambiar de forma radical. Pero la verdad es que, cuando se llega a esos sesenta, uno se sigue sintiendo tan joven como cuando se tenían veinte y siete. Claro, hay cosas que ya no se pueden hacer con la misma soltura y liviandad, pero el espíritu -¡Ay, el espíritu!- ese está intacto.
Recuerdo que en aquella época, a propósito precisamente de When I’m Sixty Four, se hizo un ejercicio con los rostros de Los Beatles y los trataron de envejecer. Por supuesto, cuando los envejecieron no contaron con que McCartney se sometería a no pocas cirugías estéticas, y que Ringo Star, sin tanta necesidad de aquellas, seguiría siendo prácticamente el mismo, que Harrinson moriría joven por culpa del cáncer, y que Lennon moriría más joven todavía por culpa de una bala.
De manera que eso de predecir cómo será el rostro en el futuro quizá sea una ociosidad. Aunque en España no se lo han tomado de manera tan ociosa.
Leo un artículo de Joana Oliveira en El País de Madrid a propósito de “El algoritmo que permite saber qué aspecto tendrás a los 60 años.” Escribe la periodista: “Expertos en computación crean una técnica que envejece caras jóvenes y crea versiones más jóvenes de los rostros mayores. ¿Cuántas arrugas tendrás dentro de 20 años? Ya existen técnicas para simular la apariencia ….”
Cierro con una pequeña reflexión. Cuando escuche por primera vez el disco Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, donde venia incluido el tema en cuestión, yo era un jovencito de apenas 14 años. Pero el ejercicio no tiene mucho sentido así. Recordemos, mejor, que cuando salió When I’m Sixty-Four McCartney tenía 27, y cuando yo tenía 27 nunca me imagine que terminaría siendo como soy hoy. Este año cumplo los 64 de la canción. La cantaré, por supuesto, convencido de que no es tan mala la respuesta que me da el espejo.