Rubén Blades le responde Nicolás Maduro

Publicado en rubenblades.com

Presidente Maduro:

El imperialismo, como el totalitarismo, posee muchas manifestaciones. Como parece que usted solo puede ver una clase de tiburón, permítame decirle que los hay de distintas especies y que se encuentran en todas las latitudes. Algunos son caníbales: se comen a sus semejantes. Usted se apropia del título de mi canción y se auto titula Pablo Pueblo. Me permito corregirlo: Pablo Pueblo jamás reprimiría a su gente; Pablo Pueblo no divide a su pueblo; Pablo Pueblo administra lo poco que tiene con responsabilidad; Pablo Pueblo no le roba el futuro a su propia gente, desconociendo el mandato de su Constitución.

¿Qué quiere decir al llamarme “Pablo Rico”? El asunto no es determinar quién es rico o no; el asunto es determinar si esa riqueza se obtuvo en base a la infelicidad de otros, o de forma deshonesta. Pablo Pueblo jamás vivió en el palacio en el que vive usted, ni existió rodeado de lujos, ni actuó como un emperador, como lo hace usted… ¿con el dinero suyo?.

Siempre he procurado que mis acciones sean consistentes con mis posiciones. Lo que tengo lo obtuve trabajando honestamente, como hace Pablo Pueblo. La coherencia es lo que verdaderamente alimenta el principio, no los discursos faltos de sustancia y los alaridos ideológicos con que se cubren aquellos que avasallan a sus pueblos. Las acciones suyas no son el reflejo de su discurso. Usted no es de izquierda y de hecho sus acciones le han hecho mucho daño al concepto de la Izquierda. La ha despojado de su nobleza ideológica y la ha convertido en una parodia, un circo de bufonadas, un horrendo ejemplo de cómo no se debe hablar y mucho menos gobernar. En este sentido, como representante de la izquierda, usted está a años luz de un Estadista como Pepe Mujica, por ejemplo.

Como ocurre siempre, el tiempo demostrará la verdadera contribución de cada uno de nosotros. Y a pesar de mis errores, cometidos y por cometer, mi aporte en el balance final no incluirá muertos ni heridos, ni una economía destruida, ni un país en caos y en ruinas.

Piénselo bien, Sr. Presidente.

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