Publicado en: Prodavinci
Por: Mari Montes
El acoso a las reporteras que cubren el béisbol no es nuevo, pero denunciarlo y que haya consecuencias sí lo es.
El pasado enero, los periodistas Mina Kimes y Jeff Passan, de ESPN, publicaron un trabajo donde se conoció que el recién nombrado gerente de los Mets de Nueva York, Jared Porter, acosó a una reportera extranjera. Según la nota: “El gerente general de los Mets de Nueva York, Jared Porter, envió mensajes de texto e imágenes explícitas y no solicitadas a una reportera, en 2016, que culminó con una imagen de un pene erecto y desnudo”. Más adelante, detalla la nota, esto se sabía desde 2017, pero ella prefirió no seguir adelante con la denuncia por temor a que su carrera se viera afectada. Ya no cubre el béisbol y decidió contar lo sucedido, “para evitar que vuelva a suceder”, aunque pidió permanecer en el anonimato.
Porter coincidió con la periodista, intercambiaron tarjetas, él era el director de scouts profesionales de los Cubs de Chicago, una fuente de información para cualquier comunicador que cubra las Grandes Ligas. Comenzó entonces el acoso que incluyó más de sesenta mensajes que fueron ignorados, pero aún así insistió hasta el extremo de la obscena fotografía.
Ella explicó: “Obviamente, él está en una posición de poder mucho mayor. Quiero evitar que eso vuelva a suceder (…) Sé que en Estados Unidos hay un movimiento de empoderamiento de las mujeres. Pero en mi país de origen todavía está muy atrás y las mujeres son arrastradas por el barro, si su nombre está asociado con algún tipo de escándalo sexual. Es a las mujeres a quienes señalan”.
Tiene razón. Cuando la noticia se compartió en las redes sociales, así como hubo numerosos mensajes de rechazo a lo vivido por ella, otros, no pocos, sirvieron para comprobar eso que temía la reportera y que explica por qué cuesta tanto hablar de estos asuntos, y por qué hay abusadores que pasan años actuando sin que nadie los detenga. A veces se opta por el silencio. Más aún en estos tiempos, para evitar los juicios sumarios de los tribunales en los que a veces se convierten las redes sociales.
Desde afirmaciones como “dar el teléfono es dar pie a que te envíen cualquier mensaje”, pasando por preguntas como “¿por qué tardó tanto tiempo en decirlo?”, hasta chistes, desestimando la acción o calificándola de exagerada.
Me pregunto qué hay en la cabeza de un tipo que piensa que tiene derecho a enviar una foto, de su miembro viril, que nadie le pidió. ¿Se creerá único? Alguien debería decirle que, además de ser un abuso inaceptable, es ridículo, penoso.
El propietario de los Mets de Nueva York, Steve Cohen, despidió a Jared Porter por su conducta despreciable. El presidente del equipo, Sandy Alderson, dijo en un comunicado: «He hablado directamente con Jared Porter sobre los eventos que tuvieron lugar en 2016, de los cuales nos enteramos esta noche por primera vez. Jared me ha reconocido su grave error, ha asumido responsabilidad por su conducta, ha expresado remordimiento y se ha disculpado previamente por sus acciones. Los Mets se toman estos asuntos en serio, esperan un comportamiento profesional y ético de todos nuestros empleados, y ciertamente no toleran la conducta descrita en su historia. Haremos un seguimiento mientras revisamos los hechos relacionados con este grave problema».
Otro trabajo de The Athletic sobre acoso a reporteras tuvo como consecuencia que el coach de pitcheo de los Angelinos, Mickey Callaway, fuese suspendido, mientras MLB investiga.
Según la nota de Brittany Ghiroli y Katie Strang: “Callaway persiguió agresivamente al menos a 5 mujeres de los medios, enviándoles a 3 de ellas, fotografías inapropiadas”. Además, le solicitó a una que enviara de vuelta una foto desnuda. “Les envió mensajes electrónicos no solicitados y regularmente les comentaba sobre su apariencia, de una manera que las hacía sentir incómodas”.
En otro trabajo, Brittani Ghiroli se armó de valor para contar una experiencia del pasado, de 2012, cuando ella tenía 26 años y daba cobertura a los Orioles de Baltimore y tuvo un incidente que ocultó por 9 años: en resumen, un jugador le dijo que tenía una información confidencial que quería darle en privado, por lo que no podía ser en el lobby del hotel, para que no los vieran. Ella confió en eso, es natural que una fuente quiera ser anónima. Subió a la habitación, cuando él abrió, había velas encendidas, música. El jugador intentó besarla, ella lo apartó y huyó. Confiesa que lloró y que solo se lo confió a su mejor amiga. Nunca sintió confianza para decirlo.
Brittani Ghiroli luego le preguntó al jugador por qué imaginó que podía tener algo con ella esa noche, y él le contestó: Fuiste nice.
La verdad es que Brittani no hizo nada para que el pelotero le tendiera esa emboscada, pero las mujeres, debe ser por tantos años de machismo, tendemos a pensar que somos culpables y tememos que una situación como ésta, tal como lo dijo la reportera acosada por Jared Porter, pueda terminar volviéndose en contra.
A propósito de esta historia, leí una opinión: “¿Para qué subió a la habitación de un hombre?”.
Brittani Ghiroli no subió a la habitación de un hombre buscando pasar un rato. Ella fue a encontrarse con una fuente que consideraba confiable, que le ofreció información.
Dar el número de contacto a una fuente, léase jugador, gerente e incluso otro periodista, es normal. Eso no les da derecho a creer que es una señal para que manden mensajes “seductores”. Insistir en enviar notas porque otras fueron ignoradas es acoso, y está mal. Decirle a una reportera que está trabajando un comentario sobre su apariencia, al punto de incomodarla, es acoso, y cuando esas situaciones son disminuidas, de nuevo ocurre un maltrato.
¿Sabremos de más historias?
Me llamó especialmente la atención que Peter Gammons, uno de los periodistas más respetados de la Asociación Americana de Escritores de Béisbol, con décadas de trabajo que lo llevaron al Salón de la Fama de Cooperstown, haya escrito en un tuit: “Ha llegado el momento de cambiar el tratamiento de las mujeres reporteras (…) Ningún periodista puede decir que lo entiende. No es así. La empatía no es experiencia”.
Recordó a Melissa Ludtke y la batalla que dieron desde Sports Illustrated, para que tuviera las credenciales adecuadas y pudiera acceder a los club houses.
El caso, para quienes no lo conocen o no lo recuerdan, ocurrió en 1977 y fue historia en el periodismo deportivo en los Estados Unidos. Ludke era una joven de 26 años, daba cobertura a los Yankees y había trabajado sin problemas la temporada. Era la única mujer en ese entonces.
En la Serie Mundial entre Yankees y Dodgers, aún cuando los jugadores de ambos equipos habían aceptado que ella entrara a los club houses, el comisionado Bobby Kuhn no lo autorizó. El hecho discriminatorio terminó con una demanda contra MLB que se decidió a favor de Ludtke. Por eso siempre que se hable de victorias por la igualdad en la cobertura del béisbol de Grandes Ligas, hay que recordarla. Ella es reconocida como la mujer que derribó esa barrera sexista en el béisbol.
Kim Ng es la gerente general de los Marlins de Miami y es la primera que ostenta una responsabilidad así en las Mayores, porque su currículum la califica para eso. Son 30 años de trayectoria en MLB, no está ahí por “moda”. El año pasado la noticia fue Alyssa Nakke, cuando fue designada coach del staff de los Gigantes de San Francisco. Este 2021, Bianca Smith, se convirtió en la primera mujer afroamericana nombrada coach de un equipo de béisbol perteneciente a MLB, será staff de los Medias Rojas de Boston en las ligas menores. En la televisión de los Estados Unidos, la periodista venezolana, Carolina Guillén, amplió su experiencia, ahora como la primera mujer que narró un juego de la Serie del Caribe, en español, para la cadena ESPN.
Se destaca cada vez que una llega, porque todavía es una novedad, porque aún se habla de “mujeres en un mundo de hombres”.
¡Ojalá pronto dejemos de ser noticia, por estar, y que el respeto también sea algo cotidiano!
Son muchas historias. Diría que todas tenemos una, algunas permanecerán en silencio, por temores aquí explicados, por hartazgo o porque ya no tiene sentido contarlas. Se quedaron en una página pasada. A veces me ha tocado respirar profundo, para no perder tiempo, y avanzar.
Sigamos…
“Hay un refrán: No puedes serlo si no lo ves. Ahora lo pueden ver. Todo es posible”. Kim Ng.