Este fue el último artículo que escribió Pompeyo Márquez. Lo publicamos como un tributo a su memoria.
RESTABLECER EL ESTADO DE DERECHO
Por: Pompeyo Márquez
Venezuela está sometida a un régimen sin ley, sin Constitución, sin instituciones. Se puede afirmar que son poquísimos los países que atraviesan un drama como este que, además, está sumido en la más profunda crisis en todos los órdenes del escenario nacional. En ese drama, uno de los más resaltantes es la ausencia de justicia que nos deja en total estado de indefensión.
La acción que intenta la Fiscal General por desincorporar a los 33 magistrados espurios del TSJ es digna y merece el respaldo de los ciudadanos y la casi unanimidad de los juristas. Anula por tanto las actuaciones del TSJ -entre ellas la elección de los rectores del CNE- y regresa las facultades a la Asamblea Nacional, que ya no estaría en desacato.
Sería restablecer la separación de poderes, esta sometida a la voluntad omnímoda de la camarilla gobernante que ha tomado por asalto a todo un país donde los ciudadanos no gozan de ninguna garantía sobre su vida, sus bienes, su libertad. Estos sufrimientos están agudizados con el desabastecimiento de alimentos, de medicinas, de repuestos, y la escasez de materia prima para la industria, sumado a la inflación galopante más alta del mundo.
Era difícil prever que una nación podría sucumbir a todas estas calamidades. Por supuesto, un país y una población sometida a la barbarie no le queda otro camino que luchar por alcanzar el cambio político. Para ello, como lo hemos repetido hasta el cansancio, se requiere una lucha permanente que ha tomado la ruta del camino pacífico para responder a un gobierno que desprecia el voto ciudadano y reprime sin misericordia, con la fuerza pública y con bandas armadas de paramilitares, sin considerar en lo más mínimo los derechos humanos de quienes protestan exponiendo su vida en las calles.
Un país y una población no pueden vivir en estas condiciones, por eso se trata de salvar a Venezuela, abrir los caminos a la democracia, la libertad y una calidad de vida decente, que detenga la muerte de nuestros jóvenes y libere a los miles de detenidos; detenga la violación de los derechos civiles que inducen a la lucha unida con una plataforma mínima que satisfaga lo más elemental de la crisis humanitaria.
El mundo democrático contempla asombrado el heroísmo de un pueblo que no teme exponer su libertad e incluso la vida en las calles con tal de restablecer el pleno ejercicio de la anhelada democracia, hoy mancillada.
@FundaPompeyo