La mujer más optimista del mundo

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    La crónica ha podido traer por título “La mujer más vieja del mundo”, sin embargo, la crónica trae este título: “La mujer más optimista del mundo”. En el primer caso sería sólo un asunto de acumular años, sumar uno, tras otro y  tras otro, hasta llegar a la escandalosa, imposible cifra de 109 años de vida.  Eso es como en alguna oportunidad dijera Arturo Uslar Pietri, refiriéndose así mismo cuando cumplió 92 años: “ya yo soy una hazaña biológica”.

  El caso de la señora Alice Herz –Sommer, más que el detalle de una hazaña biológica, es el detalle de un inmenso optimismo.  Ella dice:  “Vivir es un milagro y todo lo que nos rodea es un milagro”.

  La señora Alice Herz-Sommer nació en el año 1903 en Praga. En aquel entonces, Praga era parte del Imperio Austro – Húngaro.  Su madre venía de una familia de músicos y contaba entre sus amigos de la infancia a Gustav Mahler. Sommer recuerda haber escuchado la  Segunda Sinfonía de Mahler cuando apenas tenía ocho años.

  “Aún hoy en día cuando, cuando escucho la música de Mahler mi madre está junto a mí” expresa Alice.

  Cuando era pequeña conoció a Franz Kafka, el mejor amigo de quien sería esposo de su hermana mayor.  Alice comenzó a tocar el piano a los cinco años y ya en la adolescencia ofrecía conciertos al público, con piezas de Schumann, Bach, Beethoven y Smetana.

  Conoció a su marido Leopold, también músico, en 1931, y su único hijo, Raphael,  quien se convertiría en un conocido cellista, nació en 1937.

  Todo cambió 8 años después, cuando Hitler invadió lo que ya era Checoslovaquia, ya Praga era la capital de Checoslovaquia. Fue condenada como tantos judíos a un campo de concentración. Vivió todos los horrores de un campo de concentración.

  En 1944, su esposo Leopold, fue enviado a otro campo y sus últimas palabras para Alice fueron:  “No hagas nada voluntariamente”.

  Tres días después, miles de mujeres y niños partieron “voluntariamente” cuando se les ofreció reunirse con sus esposos. “Nunca volvieron a verlos. Así que con esa advertencia mi esposo nos salvó la vida”, dice Alice Sommer.

  Pasó la guerra, pasaron tantas cosas y siguió la vida. Y como decíamos, ella ahora cumple 109 años y no deja de tocar el piano. Eso es lo que la mantiene  vital. ¿Será la música la que le brinda el optimismo?

  “La vida es hermosa, extremadamente hermosa. Y al ser mayor lo apreciamos más y damos gracias por todo. Por todo. Todo es un regalo”.

  A lo mejor usted tiene menos de la mitad de los años de la señora Alice Sommer. A lo mejor no ha pasado cinco o seis años en un campo de concentración, ni ha perdido gente, quizás, pues a su edad, joven, usted se sienta abrumado o abrumada, por el peso de las circunstancias del día a día. Pues, para que se sacuda un poco ese peso, le vamos a dejar como regalo este pequeño video de Alice Sommer, a los 109 años.

Video Cortesía de BBC Mundo

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