Lo prohibido siempre es peligroso. No importa si, digamos, es una canción, una melodía. Interpretar una melodía prohibida puede ser muy peligroso. Ese es el caso de Kim Cheol-woong, un pianista de Corea del Norte que hace quince años vivió un infierno por tocar una melodía prohibida.
¿Qué ocurrió? Cheol-woong había aprendido una melodía de Richard Clayderman y quería tocársela a su enamorada. Pues bien, tenía el piano en su casa y allí estaba ensayándola. Por la calle pasó alguien que podríamos definir como “patriota cooperante”. Oyó la melodía y, para decirlo en criollo, lo sapeó. Así que las fuerzas del orden fueron a buscar al joven Kim Cheol-woong, porque estaba tocando melodías prohibidas. Se tuvo que someter a un interrogatorio terrible: ¿Cuándo escuchaste esta música por primera vez? ¿Cómo te sentiste cuándo la escuchaste? ¿A quién le has tocado esta canción?. Así le increpaban los policías durante un muy largo interrogatorio. Trató de disculparse, dijo que la había aprendido cuando estudiaba música en Rusia, pero nada de eso sirvió.
Dice Cheol-woong que tuvo que escribir diez páginas de disculpas por interpretar música que era “errónea”. Además confiesa que, gracias a que pertenecía a una familia poderosa, no le castigaron muy fuerte. Pero ya su suerte estaba echada. Así que un bien día preparó la salida. A su novia le envió una nota: “No me esperes”. Suponemos que tampoco le interpretó ninguna canción. Y con 2.000 dólares que logró quitarle a su papá -robados porque nadie sabía que se iba a fugar-, se fue a la frontera. “Estaba tan asustado… Miré alrededor de mí y me pregunté cómo cruzar. Entonces unos militares escondidos me encontraron y me apuntaron con un arma, diciendo: ¡Manos arriba! Así que puse mis manos en alto. Pero entonces recordé mis 2.000 dólares y se los ofrecí. Cogieron el dinero y me ayudaron a cruzar hasta China”.
Como se sabe, sobornables hay en todas partes, especialmente si son uniformados comunistas.
De China, ya con el tiempo, logró salir y en la actualidad Cheol-woong vive en Seúl, en Corea del Sur. Eso sí, más nunca tocó a Richard Clayderman. Ojalá interprete ahora música de otros pianistas de mejor gusto. Bill Evans, por ejemplo.