Hitler y los astrólogos

  Desde tiempos inmemorables los astrólogos han servido para ayudar a la siembra, a la recolección, han servido para dar consejos de salud, de vida amorosa, y también consejos para alanzar el poder, mantener el poder y derrotar enemigos. Por eso, los astrólogos, como todos aquellos que se mueven en el mundo esotérico, han sido buscados mucho por los políticos. En nuestro país, son muchísimas las anécdotas y las historias que nos hablan de prominentes dirigentes políticos que no tomaban decisiones, buenas o malas, sin consultarlas con sus brujos particulares. En el caso de los astrólogos la historia está llena de anécdotas, el astrólogo de Napoleón por ejemplo, o los astrólogos de los emperadores romanos.

  En el caso de Hitler hay una historia interesante. Se habló de que Hitler dependía muchísimo de su astrólogo, pero en tiempos de Hitler los astrólogos estaban prohibidos, así que si él tenía un astrólogo era un secreto bien guardado.

  Recientemente ha aparecido en España un libro titulado: “Los Magos de Hitler”, del historiador y periodista español Jesús Hernández. Y en este libro él habla en particular de un astrólogo de apellido Wilhelm Wulff , este astrólogo no fue el astrólogo de Hitler sino de Heinrich Himmler, el dirigente de las SS.

  Wulff había estado preso en los calabozos de la SS por astrólogo, pero un buen día, por esas carambolas que da la vida cayó directamente en las manos de Heinrich Himmler. Heinrich Himmler pues empezó a conocer las virtudes de Wulff como astrólogo y empezó a consultarlo.

 ¿Qué le dijo Wulff?

  Muerto de miedo Wulff entendió, luego de hacer la carta astral de Hitler de Himmler y de Alemania, que no le quedaba más remedio que decir la verdad. ¿Y la verdad cuál fue? Hitler sale del poder en 1945, su carta astral no da para más. Cuando salga va a dejar Alemania destruida, lo importante es acabar con eso antes. Himmler entonces -según narra el libro Los Magos de Hitler- empieza a sopesar la posibilidad de ser él quien acabe con Hitler. Pero de qué manera iba él a proceder contra su gran mentor, contra su gran líder. Recordemos, una de las figuras emblemáticas de ese Tercer Reich fue precisamente Himmler, quien al frente de las SS se encargó de arrasar con toda la población judía. A última hora Himmler se acobardó y decidió no proceder, sin embargo ya estaba consciente de que todo caería.

  En la película La Caída, la película alemana, inspirada en el diario de la secretaria de Hitler que narra los últimos día en el bunker, hay una escena muy puntual donde Himmelr se le acerca para saludar a Hitler en su último cumpleaños, y antes le comenta el arquitecto Speer, muy allegado a Hitler, le dice: “Si yo me encuentro con ¿qué le digo? ¿Lo saludo militarmente o le doy la mano?” La pregunta ya indicaba como, el más cercano a Hitler, estaba ya pensando en abandonarlo. Porque el poder tiene esos detalles, cuando se está en lo más alto le rodean todos con mucha lealtad, cuando se cae de manera estrepitosa-y todo siempre se cae-, empiezan los abandonos de aquellos que siempre fueron muy leales.

  Recuerdo todavía la frase que le un día le oí a Simón Alberto Consalvi: “Los militares son muy leales al régimen, le dije. Y él me dijo “sí, los militares  siempre son muy leales hasta ese pequeño instante en que dejan de serlo”.

  Himmler quiso darle el golpe a Hitler, se asustó a última hora y ya vimos lo que paso. No le hizo caso al astrólogo.

  ¿Qué dirán los astrólogos de todo esto que vivimos el día de hoy?