Entrevista a Ángel Álvarez – Vanessa García

Publicado en: La Gran Aldea

Por: Vanessa García

 

A partir de este 5 de enero en Venezuela hay “una oposición que se intenta constituir como un poder de facto también, en oposición al poder de facto de Nicolás Maduro”, afirmó el politólogo Ángel Álvarez; quien calificó como de un “rotundo fracaso” los últimos 24 meses de quienes adversan a Maduro; y que la estrategia de la “continuidad constitucional” es tan arbitraria como las elecciones parlamentarias que organizó el oficialismo.|

Llegó el 5 de enero de 2021. Constitucionalmente debe instalarse una nueva Asamblea Nacional, pero ahora el país es testigo de un sector de la oposición que sigue adelante bajo una “continuidad constitucional” y el oficialismo que hará valer la mayoría obtenida el pasado 6 de diciembre de 2020, luego de unos comicios parlamentarios considerados “fraudulentos”.

Para el analista y doctor en Ciencia Política especializado en América Latina, Ángel E. Álvarez, esto ocurre porque hay una “situación de poder de facto” en Venezuela. “Unos de facto dicen que son legítimos porque hicieron unas elecciones, y otros de facto dicen que son legítimos porque hacen una extrapolación de una situación impensable como es la continuidad administrativa de un organismo electo”, explicó.

Álvarez señaló que el balance al cierre de los 5 años de gestión de la Asamblea Nacional es negativo, pero al referirse a los últimos 24 meses de la oposición advirtió que fueron un rotundo fracaso. “No solamente no escucharon a la población, no escucharon a nadie”, aseveró el politólogo.

-¿Cuál es el escenario político para Venezuela a partir de este 5 de enero?

-En Venezuela hay una situación política de poder de facto, no hay nada jurídico que discutir allí. Todo el mundo en Venezuela se considera legítimo y se ampara en cualquier norma constitucional o legal que le venga de la mano. Lo que hay es una situación de poder de facto en la cual hay un gobierno que controla la Asamblea Nacional ahora luego de unas elecciones con exclusión y auto exclusión, las dos cosas al mismo tiempo, de la oposición; y una oposición que tuvo respaldo constitucional luego de las elecciones de 2015, que prometió un cambio, no lo logró y ahora se está constituyendo o intentando constituir como un poder de facto también, en oposición al poder de facto de Maduro. Allí sencillamente la situación es que triunfará el que tenga más capacidad de oprimir al otro; y por los vientos que soplan creo que es el gobierno de Maduro el que terminará imponiéndose sobre el resto de las opciones políticas del país.

-¿Es correcto que la oposición avance por el camino de la continuidad constitucional, la reforma de un Estatuto para la Transición y un Gobierno interino?

-Eso no es correcto ni incorrecto, eso es la estrategia que ellos usaron, eso no tiene ninguna fundamentación jurídica. Eso es tan arbitrario como las elecciones que organizó Maduro. Allí no hay nada jurídico, eso es una cuestión sencillamente de facto. Unos de facto dicen que son legítimos porque hicieron unas elecciones; y otros de facto dicen que son legítimos porque hacen una extrapolación de una situación impensable como es la continuidad administrativa de un organismo electo. Carecen por completo de sentido las dos cosas. Ponerse a discutir sobre la legalidad o constitucionalidad de estas dos decisiones carece de sentido, porque no es ninguna de las dos legal ni constitucional. Aquí estamos frente a un problema de hechos del poder y no frente a un problema jurídico.

-¿Y cómo estrategia, es acertada?

-Como estrategia es la única que le queda ¿qué más van a hacer? El G4 (Acción Democrática, Voluntad Popular, Un Nuevo Tiempo y Primero Justicia), Juan Guaidó y su grupo, no han logrado el objetivo que se propusieron de sacar a Maduro del poder. Intentaron diversas formas, hasta un alzamiento militar frustrado y una invasión por agua también frustrada; intentaron convencer al mundo de que los ayudaran a hacer una especie de intervención, y no lo lograron. Fracasaron por todos los medios. Lo único que les quedaría, además de lo que están haciendo, es renunciar y no lo van a hacer. Como no van a renunciar a sus aspiraciones, ni van a renunciar a intentar seguir siendo los voceros de la oposición, sencillamente no les queda otra que decir lo que están diciendo: “Fuimos los representantes legales de la oposición y vamos a seguir siéndolo por la vía de los hechos”.

-Pero no todos acompañan esa estrategia. Este lunes 4 de enero Stalin González, Marialbert Barrios, Jesús Yánez, entre otros, anunciaron el cierre de un ciclo como diputados…

-Eso es una formalización de la fragmentación que existía desde antes. Desde hace algún tiempo Stalin y otros diputados han estado en una posición de discrepancia respecto a la estrategia de Guaidó, y esto formaliza esas distinciones. En segundo lugar, creo que es una sana decisión para evitar acciones en su contra porque en este momento cualquiera que diga que es diputado después de haberse vencido su período, se expone a sanciones de un gobierno que no le tiembla la mano para poner penas severas a sus adversarios.

-Usted señaló hace unos días en su cuenta de Twitter que el Gobierno interino era una estrategia errada, costosa de mantener y de corregir. ¿Por qué?

-Es errada porque sencillamente pretende una legitimidad que no tiene. No es un gobierno, para empezar, no gobierna nada. Es un rótulo decir que es un Gobierno, pero no gobiernan a nadie ni a nada. Costoso de mantener porque los recursos necesarios para mantenerlos en la posición en la que están son cada vez más escasos, su popularidad cae, se desgastan, el apoyo internacional está en veremos, está como a la expectativa de ver qué sucede. No se ve que crezcan los recursos de los que disponen para hacer ejercicio del poder que pretenden ejercer. Creo que es un error político, pero a veces hay en política situaciones en las cuales la gente tiene que elegir entre el peor error o el menor error. Creo que ellos están eligiendo desde su perspectiva el error menor.

-¿Para qué sirvieron estos 5 años de mayoría opositora en el Parlamento?

-Se abrieron muchas oportunidades de cambio, lo que pasa es que no fueron aprovechadas. Yo creo que al final el balance es negativo en el sentido de que las diversas oportunidades de transformación, negociadas y no negociadas que se abrieron, fueron muy mal manejadas por la dirigencia opositora y el balance es negativo y eso no lo digo solamente yo. Basta con ver las encuestas de opinión para que uno se dé cuenta de la posición de los venezolanos respecto a estos últimos dos años de liderazgo opositor en el cual hubo muchísimos errores.

-¿La consulta popular fue también un error?

-La consulta popular fue un simulacro, un disimulo de que se estaba haciendo algo, un acto sin ningún efecto. Ni siquiera puede ser juzgado como un error. Usted no puede juzgar como un error el que haga algo que no sirve para nada, a sabiendas de que lo está haciendo y que no sirve para nada… Yo creo que ellos estaban claros de que no servía de nada, sencillamente simular que estaban haciendo algo.

-¿La oposición ha sabido escuchar a la población o hay un sector que está huérfano?

-A nadie. Creo que los últimos 2 años de la oposición han sido un liderazgo absolutamente sordo, absolutamente ciego, fanatizado, comprometido con unas ideas que no sé de dónde las sacaron; pero eran una fantasía de que iba a ocurrir algo que siempre lo llamaban “todas las opciones sobre la mesa” o algo similar, que iba a ocurrir algo que iba a salvar a Venezuela. Ellos mismos al parecer no tenían ni idea de qué es lo que estaban aspirando a hacer. Creo que los dos últimos años de la oposición venezolana fueron un rotundo fracaso y creo que no solamente no escucharon a la población, no escucharon a nadie.

-¿Eso es un fracaso solamente de Juan Guaidó como líder o de diferentes representantes de la oposición?

-Es un fracaso de quienes dirigen la oposición. Yo no sé si la dirige Juan Guaidó solamente, pareciera que no. Pareciera que es una dirección colegiada, pero, sin duda alguna, en política hay vocerías y liderazgos y aunque los errores sean colectivos, los precios los pagan los que ejercen esa vocería y ese liderazgo. Si tenemos que establecer un primer responsable, así no sea el único, sin duda alguna sería Juan Guaidó.

-¿Para qué le servirá a Nicolás Maduro tener la Asamblea Nacional que se instala este 5 de enero, aunque no sea reconocida por algunos países?

-En primer lugar, creo que le sirve para demostrar que tiene el poder, es un acto de fuerza, decir “aquí el que gobierna soy yo”. Los países son pragmáticos y los países que tengan algún interés en Venezuela, que cada día son menos, irán viendo “con quien tenemos que entendernos es con quien tiene el poder, no con quien dice tenerlo y no lo ejerce”. Era un acto que Maduro lógicamente tenía que realizar con el fin de decir “aquí gobierno yo y yo controlo todo”. No es que él necesite el Legislativo para pasar ninguna ley, ni aprobar absolutamente nada porque desde el 2015 esa Asamblea Nacional no aprobó ni fue sometida a su consideración ningún proyecto proveniente del Gobierno. El Gobierno no necesitó a la Asamblea Nacional para gobernar. Eso tenía consecuencias sobre tenedores de bono, reconocimientos de deuda, pero el Gobierno ha ido estirando la arruga y ahora ese control efectivo, de facto, será reconocido por quienes tengan interés en reconocerlo. Tampoco es que se van a plegar los 70 países que reconocieron a Guaidó, pero ¿cuántos de esos 70 países tienen intereses objetivos sobre Venezuela? Muy pocos. En la práctica se irá imponiendo por la vía de los hechos como todas las dictaduras. Las dictaduras no necesitan un reconocimiento legal, necesitan es un reconocimiento por la vía de los hechos, demostrar en la práctica que tienen el poder y punto.

-Este año también hay elecciones, ¿es viable para la oposición participar en esos comicios con este Consejo Nacional Electoral (CNE), con las divisiones internas?, ¿es posible promover un referéndum revocatorio, luego de años denunciando una usurpación del cargo en la presidencia?

-No va a ocurrir. El referéndum revocatorio olvídense porque el CNE no lo va a permitir. Si no lo permitieron en 2018, siendo la oposición un poquito más unificada y siendo el régimen un poquito menos autoritario, ¿por qué lo van a permitir ahora? Carecería por completo de sentido que lo hiciera. Elecciones de gobernadores y alcaldes si va a haber evidentemente y Maduro va a imponer a sus candidatos. Ahí la oposición tiene muy poco que buscar.

 

 

 

 

 

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