Un cable llega de Madrid, España.
Cinco años de litigio con la justicia estadounidense. Eso es lo que llevan luchando las autoridades españolas, para que les fuera devuelto el tesoro de la fragata “Nuestra Señora de las Mercedes”, rescatada del fondo del mar por la empresa Odyssey.
Cinco años de pugna, que concluyen con la vuelta a España, de las 17 toneladas de material de incalculable valor que viajaban a bordo del pecio español.
Vayamos a la historia.
El 5 de octubre de 1804, la fragata Nuestra Señora de las Mercedes navegaba a unas 100 millas de Cádiz, sur de España, como parte de una flotilla compuesta por las fragatas Clara, Medea y Fama, así como otras tres embarcaciones comerciales a las que protegían.
Habían soltado velas dos meses antes en Montevideo. A bordo de los navíos viajaban toneladas de oro y plata, fruto de las explotaciones mineras y la recaudación que la colonia española llevaba a cabo, por aquel entonces, en América.
Los barcos, aunque fuertemente custodiados, nunca llegaron a su destino, el puerto de Santa María, en Cádiz. En el horizonte se avistaba la tragedia. La armada inglesa esperaba frente a las costas portuguesas. Un cañonazo certero a las entrañas de las Mercedes, llegó hasta el depósito de pólvora y munición, lo que hizo que estallara por los aires ahogándose sus pedazos, junto con la tripulación y el preciado botín, en el fondo del océano.
Y allí terminó la historia. Terminó en aquel siglo. Porque siglos mas tarde, en concreto en el año 2007, la empresa Odyssey Marine Exploration, da a conocer los restos de la fragata en el atlántico y comienza su rescate, ocultando la verdadera identidad del barco descubierto y de su tesoro.
Las autoridades españolas alertaron sobre lo que consideraron un expolio del patrimonio histórico e intentaron detener en un esfuerzo baldío, al caza tesoros estadounidense. Las monedas y joyas que habían sacado del navío español, acabaron en Florida y desde ese entonces, el estado español está luchando para que le sean devueltas las monedas.
Se trata del mayor tesoro rescatado y encontrado hasta el momento, de ahí que no sesgaran en su empeño de recuperar al patrimonio estatal un material que hoy en día, nadie es capaz de calcular en su precio.
Fueron 5 años discutiendo. ¿Qué ocurre? Que la empresa Odyssey, de inmediato tapó la identidad de la nave y no dijo donde lo había encontrado, dijo que lo habían encontrado en aguas internacionales. Vino allí esta larga disputa judicial, que terminó dictando un tribunal norteamericano a favor del estado español. Y entonces, en 2 aviones Hércules, aterrizaron las 17 toneladas de monedas de oro y de plata en España. Pero allí no termina la historia. Perú ha dicho – ¡Hey! un momento, ese oro y ese material viene de nuestro territorio, todo eso es peruano, vamos a reclamar.
Por si fuera poco, Bolivia, que en aquel entonces formaba parte del Perú y era el Alto Perú, alega algo parecido y dice -¡Hey! nosotros también tenemos parte en ese tesoro-. Reclamaciones que el estado español ha desestimado por una razón muy sencilla:
En ese entonces ustedes eran colonia de España, no eran países. El oro, la plata, el tesoro, en definitiva, es nuestro. En fin.
Por ahí debe venir ya, quien quita, la película ¿no?.
Excelente..! aunque no totalmente justa la justicia
Excelente articulo.
Dos cosas: 1. La empresa gringa merece ser pagada por sus servicios, con justa plusvalía acorde con el tamaño del botín – es trabajo bona fide, no debe ser gratis. 2. Perú y Bolivia pueden entoncer decidir nacionalizar los "assets" españoles en sus respectivos países para cobrar el tesoro que España se niega a ceder a sus lugares de origen. Que Telefónica de España, Iberdrola, Endesa, Banco Santander, BBVA, y un largo etcétera hagan fila a las puertas del tesoro español a cobrar las bienechurías en morocotas..