El Rey va al baño

Seguramente ha viajado usted a Europa y ha podido visitar y recorrer algunos de esos grande palacios. Por ejemplo, si estuvo en París seguro salió de la ciudad para acercarse a Versalles, recorrer el inmenso palacio, los bellísimos jardines. Y ocurre en cualquier palacio que uno visite en Europa. Sobre todo los palacios que van del siglo XVI al siglo XVIII mediados del siglo XIX, uno empieza a recorrer y dice: acá este era el despacho del Rey, el salón de los embajadores,  el salón de tal más cual, la recamara de la Reina, la recamara, en fin. Y usted se pregunta y sigue recorriendo  y dice: ¿Y dónde está el baño? El baño no estaba, el baño sencillamente no existía.

El baño era una suerte de retrete, digamos así, que se llevaba al cuarto del Rey para él hiciera allí sus necesidades. Un balde de agua, por supuesto de oro, sería el instrumento para asearse, lavarse, tampoco era que se lavasen mucho en aquellas épocas y allí pues el Rey lograba tener su vida más íntima.

Leo en la BBC algo sobre una exposición que se va a dar en Inglaterra, bajo el titulo “Los secretos de las alcobas reales” donde hablan un poco de, por ejemplo, cuando el Rey o la Reina iban a, como se decía antes, a evacuar, a desahogarse, ellos estaban acompañados.

La nota de la BBC dice:

Cuesta imaginar que acompañar a una persona al baño –mientras hace sus necesidades- pudiera ser una actividad codiciada por muchos. Pero sí, lo era en la corte inglesa de los siglos XVII y XVIII. Una de las mejores cosas que podía pasarle a duques, aristócratas, cortesanos, militares y amigos del rey de turno, era poder compartir ese momento de intimidad con él.

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Obviamente si usted hoy en día le dice a alguien, ven acompáñame que voy al baño, usted se va a sentir muy ofendido, que cosa de tan mal gusto. Pero en esa época acompañar al Rey a esos momentos le daba a usted un toque de distinción, lo convertía a usted en una persona muy importante.

Dice el estudio de la BBC:

Quien desempeñaba esa labor de acompañar al Rey cuando iba a defecar, era la persona más importante del entorno real, y se le conocía como el groom of the stool (una suerte de peón encargado del retrete). Pero el trabajo más sucio no era ese, sino el que realizaba la necessary woman, (la mujer necesaria) una mujer que todas las mañanas se encargaba de vaciar la bacinilla que había utilizado el monarca al ir al baño.

Curioso oficio, dice que les pagaban muy bien, además que tenían acceso pue,s literalmente, a las intimidades de los Reyes. Entrar al cuarto del Rey era además todo un privilegio. Y a parte del retrete que tenía mucho terciopelo y oro, estaba la cama. La cama era algo fundamental porque se concebía que allí dormía alguien designado por Dios y la cama era su sitio culminante.

Los Reyes no dormían juntos. De manera tal de que solo se aparejaban cuando se estaba buscando descendencia. Evidentemente otra cosa es si había ganas, amor y todo esto de por medio, la cosa ya cambiaba. Pero no estaban obligados a dormir juntos nunca excepto cuando era necesario garantizar el porvenir de la corte.

Leo acá, a propósito de lo que ocurría:

Cuando se daba la noche de bodas, los recién casados iban a la cama acompañados por la familia, que se sentaba a hablar con la pareja real, hacía chistes y cerraba las cortinas que rodeaban la cama.

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Si ir acompañado a ese momento de la evacuación es por demás incomodo, ir a lo otro sabiendo que esta un gentío allí y más si son de la familia, pues como que es peor.

Pero eran reyes, quizá era parte del sacrificio.

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1 comment

  1. Interesante, lo de la noche de boda o “desfloracion”, ya lo sabia, pero eso del baño….ni se me habia ocurrido. Que incomodidades y rarezas lo de la realeza.

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