El 24 de noviembre de este año se cumplen 150 años del nacimiento del mejor pintor de burdeles en la historia. Estamos hablando del mejor cronista del país bohemio de finales del siglo XIX, el Rey de Montmartre el genio que murió a los 37 años de tanto beberse la vida como reseña Natividad Pulido en Madrid.
Su nombre y apellidos eran más grandes que su cuerpo. Henri Marie Raymond de Toulouse-Lautrec apenas medía metro y medio, pero cada centímetro de su diminuta y deforme anatomía era puro genio. Nadie como él supo retratar el París bohemio de finales del XIX: sus cafés, teatros, cabarets, burdeles… Una vida de excesos, ahogada en absenta, que alimentó uno de los mayores mitos de la Historia del Arte.
Hace hoy 150 años nacía este maestro al que Google ha dedicado su popular Doodle en forma de homenaje. Sus primeros pasos los dio en la localidad francesa de Albi en el seno de una familia aristócrata. Sus padres, el conde Alphonse de Toulouse-Lautrec-Montfa y Adèle Tapié de Celeyran, eran primos hermanos. Una anomalía congénita impedía que sus huesos crecieran con normalidad. A ello se sumarían dos fracturas en los fémures de ambas piernas entre 1878 y 1879. Sus piernas dejaron de crecer.
En 1881 Toulouse-Lautrec se traslada a París, dispuesto a triunfar como pintor: se forma en el estudio de Léon Bonnat, primero, y en el de Ferdinand Cormon, más tarde. Allí conocería a Vincent van Gogh. Fue Degas el pintor que más le influiría.
Desde 1884, uno de los vecinos más célebres de un Montmartre que hervía de creatividad… y de testosterona. Allí coincidieron muchos de los grandes del arte, entre ellos Picasso. En el Bateau-Lavoirnació la pintura moderna, con «Las señoritas de Aviñón». Los lugares de trabajo habituales de Toulouse-Lautrec fueron el Moulin Rouge –era uno de sus mejores clientes–, el Mirliton, el Moulin de la Galette o Le Chat Noir, donde se movía como pez en el agua. Hizo muchos carteles de estos locales para promocionar sus espectáculos. Conoció y retrató a empresarios, cantantes, bailarinas, actrices, vedettes… También posaron para él actrices, bailarinas como: Jane Avril,y por supuesto las puta del momento.
Dicen que no tuvo suerte con las mujeres, Las amantes y prostitutas se sucedían en su vida. Una de ellas fue Suzanne Valadon, artista y modelo de buena parte de los artistas del Montmartre de la época.
Murió temprano, no tuvo suerte con las mujeres pero como las pintó y todavía se sigue viendo a la mujer parisina de finales del siglo XIX como esa exquisita, frívola, casquivana y putisima que pintó el genial Henri de Toulouse Lautrec.
Venezuela tuvo a P. Martínez, cuyos murales adornaban la mayoría de los bares de la Caracas de los 60 y primera mitad de los 80.