Veo la foto y digo: a este hombre yo lo conozco. No debería decir a este hombre, quizá sea más correcto decir a este tipo. Creo que lo he visto. ¿Dónde? No lo recuerdo. Quizá cruzando una calle. A lo mejor estaba vendiendo raspados en una esquina. Puede haber sido un obrero en una construcción. Es un negro de cara muy ancha, grande, fosas nasales inmensas, labios muy pequeños, casi un ligero prognatismo. Su mirada luce aguda, despierta. Eso sí, su barba es extraña. Y el cabello… El cabello como cualquiera, rizado, escaso. Este hombre yo lo he visto, en absoluto me es desconocido. Cuando hago este comentario entiendo que el hombre que estoy viendo en esta fotografía está cerca. Pero en el tiempo está muy lejos. De hecho, este hombre con esta cara de autobusero o de vendedor de cerveza en el estadio, puede ser perfectamente el eslabón perdido.
La foto que he descrito es la que se ha reconstruido a partir de los fósiles encontrados en Suráfrica. Así como de los restos de Simón Bolívar surgió esa especie de Bolívar mulato que se ve en las pancartas del chavismo, así mismo se utilizo este mecanismo para reproducirnos la cara del recién descubierto “’Homo Naledi”, en Suráfrica, y que para muchos pudiera ser el descubrimiento del eslabón perdido. Nada menos y nada más.
Leo varias reseñas. Este es un hallazgo de días atrás, importantísimo desde que Charles Darwin determinó la teoría de la evolución de las especies, que sigue siendo polémica en estos tiempos de fanatismo religioso pues echa por el suelo la creación divina del hombre. En ese proceso evolutivo determinado por Darwin, tenemos en el principio a los primates más primitivos, luego los primates más sofisticados, y se supone que había un salto extraño, definitivo aunque desconocido, entre el más sofisticado de los primates y el Homo Erectus, el primer ser humano ya propiamente.
Quizá este “Homo Naledi” sea ese salto desconocido, el llamado eslabón perdido. Un detalle que llama la atención. Todos los fósiles encontrados fueron hallados en una cueva, donde se entienden que fueron enterrados.
Se buscan expertos o expertas en antropología, delgadas, bajitas y que no tengan claustrofobia. Este era más o menos el anuncio de trabajo que lanzó hace dos años Lee Berger por las redes sociales. Buscaba gente capaz de meterse por una grieta de 18 centímetros de ancho y sacar a la luz lo que prometía ser un cargamento de fósiles humanos sin igual.
Hoy se han publicado los datos más completos de esa excavación, realizada en la cueva Rising Star, a unos 50 kilómetros de Johannesburgo (Sudáfrica). Los resultados destapan la existencia de una sima con más de 1.500 fósiles humanos entre los que hay al menos 15 individuos. Los autores aseguran que son una nueva especie dentro de nuestro género, que han bautizado como Homo Naledi. Naledi quiere decir estrella en sesotho, una lengua local.
Mire usted con detenimiento la foto. A lo mejor no con unas fosas nasales tan exageradas, a lo mejor la boca no es tan prognática, a lo chimpancé. Pero seguro usted también ha visto a este individuo cruzando la calle. Quien quita.