Pertenezco a una generación que le tocó ir al dentista y someterse a los exabruptos de los que ya hace muchos años se consideraban dentistas prácticos. Eran individuos practicante con un alicate que se dedicaban a torturarlo a uno cuando uno llegaba al dentista. A muchos de mi generación les costó mucho superar el trauma, el horror que suponía ir al dentista. Al dentista se iba a sufrir, sin embargo, aún inclusive esos dentistas prácticos de antaño, eran gentes bien intencionadas, en definitiva querían ayudar. No eran más que herederos de aquella vieja tradición de los barberos españoles de los siglos XVIII y XIX, que usted iba y se cortaba el pelo y si era menester le sacaban la muela.
Traigo estos recuerdos a colación porque se me alborotó el susto de la infancia a leer la noticia: “El dentista del horror que fue condenado en Francia”. Leo la reseña que publica la BBC de Londres:
El holandés Jacobus Van Nierop fue sentenciado a ocho años de prisión por la justicia tras ser considerado responsable de haber mutilado las bocas de un centenar de personas en la pequeña localidad de Château-Chinon, que tiene una población de unos 3.000 habitantes.
Según la Fiscalía, el especialista sentía placer al destrozar la dentadura de sus pacientes. ¡Qué malvado!
Cuando en 2008 el odontólogo de 51 años llegó desde Holanda a esta zona rural del centro de Francia, se convirtió en la esperanza de una población que contaba con unos servicios de salud deficientes. Pero pronto todo se volvió una pesadilla.
Las víctimas alegaron que entre 2008 y 2012 Van Nierop empezó a “arrancar” dientes sanos sin motivo, administrando dosis excesivas de anestesia, dejando las encías afectadas y rompiendo mandíbulas.
También denunciaron que extraía los rellenos de los dientes para reemplazarlos por un material más caro y que llegó a facturar a la Seguridad Social por sesiones de tan solo 10 minutos.
Una de las afectadas, Sylviane Boulesteix, de 65 años, contó a los medios franceses que permaneció sin dientes durante un año luego de que el holandés le arrancara ocho en una sola sesión.
¡Dios! Hay seres crueles. Uno puede oír de los terroristas malvados del Isis y tantas otras personas sin corazón ni piedad. En ese listado macabro y terrible hay que incluir a este dentista del horror.