El ejército de ocupación que opera en Venezuela – Francisco Olivares

Publicado en El Diario las Américas

Por: Francisco Olivares

A semejanza de Cuba, las Fuerzas Armadas Bolivarianas fueron estructuradas de manera que al menos el 70% de su organización controla gran parte de la economía del país.
Foto Reportaje Diario Las Américas

El general de cuerpo de ejército y viceministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, Joaquín Quintas Solá, fue un visitante de honor durante las operaciones de simulacro de defensa aérea y marítima que realizó el ejército venezolano a mediados de enero de este año. El general cubano no llegó solo a Venezuela. Lo acompañaron otros oficiales de su país, especialistas en defensa estratégica territorial y se dirigieron al centro de operaciones donde se realizaría el ejercicio denominado Zamora 200, en la isla de La Orchila, con el fin de supervisar las operaciones de defensa.

El evento no es nada extraño en Venezuela y forma parte de un largo proceso que comenzó Hugo Chávez cuando a partir del año 2000 se firma el primer convenio Cuba-Venezuela y ese año entran a Venezuela 7.200 cubanos. Un informe que publicó el diario El Universal sobre el convenio, revela que el mismo costaría a la nación mil millones de dólares de acuerdo con los programas reflejados en el mismo documento.

Entre los años 2004 y 2007, a raíz del lanzamiento de las misiones, la presencia de cubanos en Venezuela aumentó significativamente entre 14.000 y 18.000 por año. El mismo Hugo Chávez anuncia en el año 2007 que 20.000 cubanos estarían trabajando en el área de salud. Ese mismo año el ministerio de Salud venezolano reconocía que 4.000 cubanos habían desertado. Para el, año 2012 ya habían pasado por Venezuela 210.000 cubanos.

Invasión militar

Es a partir de 2007 que se producen los cambios políticos más radicales dentro de la FAN y la alianza militar con Cuba. Ese año se institucionaliza el lema dentro de la institución militar de: “Patria, socialismo o muerte”.

A partir de agosto de 2007 con la reforma de la Ley Orgánica de la FAN se incorporan aspectos similares al de las Fuerzas Armadas Cubanas como las Regiones de Defensa Integral (REDI), el nuevo grado de mayor general y el comandante en jefe de la FAN.

Es en esos meses de 2007 que se profundiza la incorporación de oficiales cubanos como asesores en la FAN a nivel del CEO y el envío de oficiales a realizar cursos de estado mayor a Cuba con la inducción en el cambio de la doctrina militar. Se incorpora el concepto de la “guerra de todo el pueblo” bajo la premisa de la supuesta invasión de Estados Unidos.

En 2008 se establece el “Grupo de Cooperación Estratégica” dirigido por un general de las Fuerzas Armadas de Cuba cuya función fue la de asesorar la nueva organización de la FAN y revisión de los nuevos planes operacionales de acuerdo con la nueva doctrina militar. Ello incluyó el establecimiento de una unidad militar cubana de unos 200 a 300 efectivos con sede en Fuerte Tiuna que operan en las diversas áreas del nuevo concepto de defensa.

Todo ese proceso ha estado orientado al control militar por encima de la sociedad civil y los poderes regionales y al control interno en materia de seguridad. Al mismo tiempo se compromete a los altos jefes militares en la conducción del país dándoles a cambio importante privilegios políticos y económicos.

Los cambios en Cuba

A partir de la caída de la Unión Soviética en 1991 y en consecuencia, la desaparición del soporte económico de la revolución cubana, especialmente en el área militar, los Castro se vieron en la necesidad de hacer cambios radicales en su economía. Uno de los aspectos más dramáticos de aquel momento al que Fidel Castro identificó como “período especial en tiempo de paz”, era la sobredimensión de sus fuerzas armadas y la imposibilidad de mantenerlas operativas.

A inicios de la década de 1990, la economía cubana sufrió una fuerte recesión, el Producto Interno Bruto (PIB) cayó -35% en apenas cuatro años, debido a la desaparición del campo socialista de Europa del Este, lo que implicó que se perdiera alrededor de 80% de las relaciones comerciales con el exterior (BNC 1995) además de todas las facilidades crediticias y comerciales que se obtenían de la relación con esos países.

La experiencia, muy parecida a la que vive hoy Venezuela, fue la aparición de un fuerte mercado negro, la pérdida de valor del peso cubano y la posterior dolarización de la economía. El sueldo en pesos cubanos de un militar pasó de 1,15 pesos por dólar a 26 pesos por dólar con una inflación incontrolable.

El presupuesto de defensa alcanzaba los 1.149 millones de pesos, pero para 1996 había descendido a 497 millones de pesos. Pero esto no se debe entender como una simple reducción del 58%, el peso fue devaluado. La reducción real tuvo un impacto cercano al 70%.

Para 1992 la reducción de las Fuerzas Armadas Cubanas pasó de unos 300.000 afectivos a 172.000, además del despido de uno 27.000 técnicos.

Es de resaltar que la crisis económica afectaba los privilegios económicos de los que gozaba la cúpula militar y en consecuencia ponía en peligro la lealtad de sus líderes.

Es así que la crisis económica no solo se observó en los balseros y de cientos de cubanos que irrumpieron en diversas embajadas sino en militares que secuestraron o robaron aviones como el general Rafael del Pino de la Fuerza Aérea, segundo jefe del Estado Mayor del Ministerio de Defensa. Viceministros y altos funcionarios buscaron asilo; un teniente coronel secuestró una aeronave y voló a Guantánamo. El 21 de Marzo del 1991 un piloto de un MIG-21 se marchó a Estados Unidos y una semana después otro MIG 23 aterrizó en Guantánamo mientras diversos aviones de Cubana de Aviación fueron secuestrados por militares para aterrizar con sus tripulaciones en Estados Unidos.

En la reducción de la fuerza militar, los Castro dejaron una minoría de oficiales de aproximadamente 30% profundamente comprometida, en la mayor purga histórica que enfrentara ejército alguno y volcó el presupuesto de Defensa sobre ellos de manera de mantenerlos lejos de las carestías del resto de la sociedad.

Con el otro 70% de la oficialidad, envió a sus casas al personal menos comprometido y creó las Regiones Integrales de Defensa y las Zonas de Defensa (similares a las creadas ahora en Venezuela) que no tenían realmente que ver con la defensa, sino con la producción económica. Envió a la mayoría de los cuadros a las “zonas de desarrollo”, es decir, donde estaba el dinero. Ideas que sintetizó Castro en la siguiente expresión: “tanta importancia o más, tienen los frijoles como los cañones”.

De esa manera la alta oficialidad cubana pasó a manejar y a desarrollar las 40 empresas más importantes de Cuba que van desde la industria azucarera, transporte, comunicaciones, pesca, energía y minería, como GAESA hasta empresas financieras como CIMEX.

Cambios en Venezuela

La asesoría cubana permitió primero a Chávez y luego a Nicolás Maduro anticiparse a los efectos que puede causar una crisis económica en el sostenimiento del poder. De allí que la atención en las fuerzas armadas y su reestructuración fue una tarea de primer orden para sostener al régimen del socialismo del siglo XXI.

El promedio de ingresos de PDVSA entre 2009 y 2014 fue de $110.000 millones y en apenas tres años los ingresos petroleros se redujeron en un 62%. Si tomamos en cuenta la reducción de ingresos de otras materias primas, las expropiaciones y el mal manejo de unas 500 empresas del Estado generando pérdidas, más el endeudamiento con países como China y Rusia, la reducción de ingresos en dólares es de 69%. Una caída, salvando las particularidades de cada país, con el mismo impacto que sufrieron los cubanos en tiempos del “Período Especial”.

Las proyecciones al cierre de 2017 para Venezuela según Venamcham (Cámara Venezolana Americana), es una inflación de 1.400%, un dólar paralelo (mercado negro) de 40.000 bolívares por dólar y una caída del PIB de 15%.

La diferencia en el tema militar es que Cuba recibía gratuitamente el armamento y el mantenimiento de parte de la URSS, pero a la caída del mundo socialista esas donaciones desaparecieron y en adelante debían financiar las operaciones del parque armamentístico con prácticamente la mitad de presupuesto. Si bien la adquisición de una aeronave de combate era relativamente económica o donada por la URSS, su mantenimiento sería un dolor de cabeza. Mantener operativo un MIG 29 puede costar unos 5 millones de dólares por año. Un Sukhoy de los adquiridos por Venezuela en estos años debe realizársele el overhaul(revisión) en sus turbinas cada 500 horas de vuelo, de lo contrario, debe permanecer en tierra y sus pilotos en casa.

Para 1993 Cuba poseía la fuerza aérea más grande del continente sur con 240 aeronaves. De manera que, al igual que en la Cuba de los 90, Venezuela posee una Fuerza Armada con 250.000 hombres, con un contingente de altos oficiales tres veces mayor a otras fuerzas similares en el continente. Todo ello en el contexto de un país hiperinflacionario, con la mitad de sus ingresos, sin medicinas, sin alimentos y productos a los cuales solo hay acceso a través del mercado negro o del dólar paralelo.

El ministro de la Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino, junto a Fidel Castro en una imagen que compartió en sus redes sociales, en septiembre de 2015.

La nueva estructura militar

Los cambios en la Ley Orgánica de La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (2014) establecieron una nueva estructura, creando el Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (CEOFANB) a través de las Regiones Estratégicas de Defensa Integral, (REDI), Zonas Operativas de Defensa Integral (ZODI) y Áreas de Defensa Integral (ADI).

Esto creó el establecimiento de Zonas Militares, dependientes del Comando General de la Reserva Nacional y Movilización Nacional; Zonas Estratégicas de Defensa Integral y las Regiones Operativas de la Defensa Integral, subordinadas al Comando Estratégico Operacional.

La Región Estratégica de Defensa Integral, es una agrupación territorial de fuerzas y medios en un espacio del territorio nacional con características geoestratégicas, establecido sobre la base de la concepción estratégica defensiva nacional, para planificar, conducir y ejecutar operaciones de defensa integral, a fin de “garantizar la independencia, la soberanía, la seguridad, la integridad del espacio geográfico y el desarrollo nacional.” Es decir, incluye el desarrollo económico.

Las Regiones Estratégicas de Defensa Integral cuentan con un comandante (oficial general o almirante) un segundo comandante y su Estado Mayor Conjunto, Zonas Operativas de Defensa Integral (ZODI) con su comando, segundo comando y jefe de Estado Mayor Conjunto y éstas a su vez, están divididas en áreas de Defensa Integral (ADI) con su comando, segundo comando y Plana Mayor.

El comandante de la REDI, quien es designado por el Presidente de la República, ejerce el mando operacional sobre todas las unidades de los cuatro componentes asignados a su región.

En la actualidad existen siete regiones estratégicas de Defensa Integral, que a su vez encuadran 24 Zonas Operativas de Defensa Integral, 4 Zonas Operativas de Defensa Integral Marítima Insular y 99 áreas de Defensa Integral desplegadas a todo lo largo de los 335 municipios del país.

De allí que es el sector militar es el que domina todo el territorio por encima de las autoridades civiles como gobernadores y alcaldes, respondiendo sólo a las instrucciones del Comandante en Jefe de la FANB que es el Presidente de la República.

Las FANB en la economía

No menos del 70% de la economía de Venezuela está manejada por el sector militar y alta oficialidad que fue separada de la institución militar para atender las empresas del Estado. Así que semejantes a las divisiones del área militar, mayores generales, almirantes, generales y coroneles se integraron a las empresas más importantes del país, pertenecientes al Estado.

Al igual que en Cuba, los altos oficiales están en una suerte de “Divisiones Industriales” en metalmecánica, en minería, en energía, en finanzas, alimentos, entre otras. Adicionalmente, ocupan 32% del gabinete ejecutivo y 30% de las gobernaciones de estado.

Infografía reportaje Diario Las Américas

Un estado clave para el sector militar ha sido el estado Bolívar ya que de allí proviene uno de los más importantes ingresos por materiales estratégicos del país, apartando el petróleo. Además de los proyectos gubernamentales para la explotación del oro y otros minerales, conocidos como ‘El Arco Minero” las empresas más importantes de la región han estado manejadas desde la Corporación Venezolana de Guayana, que agrupa empresas siderúrgicas de hierro y acero, de aluminio y de bauxita, por el mayor general Justo Noguera Pietri, quien ha sido electo gobernador de Bolívar en las recientes y muy cuestionadas elecciones en la que se presume, hubo un importante fraude en las actas.

Se trata de una gobernación que desde el año 2000 ha estado gobernada por otro militar de confianza del Gobierno central, el general Francisco Rangel Gómez, de quien se ha denunciado, protege gran parte de las operaciones mineras en la zona que están controladas por bandas armadas dirigidas por los llamados “pranes”, en especial en la explotación y tráfico de oro, diamante y el coltán.

Adicionalmente, en manos del control militar se encuentran empresas de cemento, la importación y distribución de alimentos, la industria pesquera, comunicaciones, área de salud, finanzas, entre otras.

Un trabajo publicado el pasado mes de agosto por la periodista especializada en economía, Mayela Armas, refiere que entre 2013 y 2017 se han constituido 14 compañías, exclusivamente militares, en áreas clave, con lo cual el poderío económico directo de la FANB asciende a un total de 20 industrias.

Esas empresas forman parte de la zona económica militar que planteó el Jefe de Estado hace cuatro años y que dio paso al motor industrial militar donde las empresas de la FANB tienen alianzas y apoyos de privados.

En los lineamientos del Ministerio de la Defensa de 2017, el titular del despacho, Vladimir Padrino López, señaló que es necesario impulsar el motor militar por lo que ordenó a las empresas “aumentar su productividad y eficiencia”.

Indicó Padrino López que el motor industrial militar es de vital importancia para la economía local porque permite, no sólo acompañar el crecimiento de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en todos sus componentes, sino que lleva adelante nuevos procesos productivos para el beneficio de la nación y la construcción de la economía diversificada.

Aun cuando Venezuela no está dirigida por un gobierno militar, su fuerza armada maneja el verdadero poder, al tener el dominio económico y el poder de la seguridad interna.

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