Hace muchos años cuando vimos la película Inteligencia artificial lo que venía a ser la obra inconclusa del gran Stanley Kubricky que terminó completando o quizá, mejor verbo sería, rematando Steven Spielberg, recordamos claramente la anécdota, el cuento de Pinocho. En definitiva, ¿Pinocho que era?, un muñeco hecho de madera al cual Geppeto le quería entregar alma. Alma era en realidad un buen sinónimo para entender inteligencia. Eso ocurría con el pequeño personaje de Inteligencia Artificial. El cine se ha ocupado mucho de esto, me vienen a la memoria los famosos replicantes de Blade Runner siempre estamos a como a merced de una maquina. Hemos creado ya maravillas, robots que hacen de todo y en algún momento terminaran creciendo en esa especie de inteligencia artificial.
Stephen Hawking el reconocido científico británico que padece esclerosis lateral amiotrófica y que tiene que valerse de muy sofisticados elementos para poderse comunicar, ha lanzado una advertencia: “La inteligencia artificial augura el fin de la raza humana” Luego de pensar que la inteligencia pudiese ayudarnos, dice exactamente lo contrario. ¿Y por qué Stephen Hawking esto? Los humanos, que son seres limitados por su lenta evolución biológica, no podrán competir con las máquinas, y serán superados. Para Hawking la inteligencia artificial desarrollada hasta ahora ha probado ser muy útil, pero teme que una versión más elaborada de IA “pueda decidir rediseñarse por cuenta propia e incluso llegar a un nivel superior“.
Entramos ya después de esta idea en esos pantanos infernales de las historias y películas de ciencia ficción, donde las maquinas nos van a superar se van a procrear y a recrear a si misma y nosotros terminaríamos siendo sus víctimas.
Atención con esto, lo que dice Hawking suena sensato, porque si que algo si hemos demostrado es que seguimos evolucionando muy lentamente. Este prodigio que es la raza humana no ha dejado de guerrear, pelear, envidiar, odiar, etc. ¿Harán lo mismo las maquinas?