Toda muerte impacta, estremece. Pero de todas las muertes, la que se provoca uno mismo, el suicidio, es la que más perturba. Perturba a los allegados, perturba a la familia más cercana, pero perturba a todo aquel que de alguna manera llegó a conocer a la persona, así fuese un conocimiento a distancia.
El suicidio de un personaje público deja interrogantes amplias, espinosas, quizá desagradables. No hace mucho se cumplían 50 años de la muerte de Marilyn Monroe, nos viene a la memoria el suicidio de nada menos que un hombre tan vital y extraordinario como lo fue Ernest Hemingway.
Ahora, amanecemos con la noticia de un suicidio: Anthony David Scott, el destacado director británico de cine, Tony Scott, se ha suicidado el 19 de agosto, a los 68 años, en Los Ángeles. Llegó al puente, se bajó de su automóvil y sencillamente se lanzó al vacío. Ahora vendrán las preguntas, las especulaciones. Ha dejado, en el desconcierto, a sus dos hermanos, uno de ellos, su hermano mayor, el destacadísimo, también director de cine, Ridley Scott.
De Tony Scott tenemos la larga lista de películas de acción. A Tony Scott le conocimos cuando debutó con The Hunger, una película de vampiros con David Bowie, Catherine Deneuve y Susan Sarandon, muy popular, o muy polémica, mejor dicho, por unas cuantas escenas lésbicas, muy subidas de tono, entre dos tan aplaudidas y destacadas actrices.
Hizo luego, para muchos su primera gran película importante, Top Gun, a mediados de los años 80 con Tom Cruise. Filma entre otras películas importantes True Romance, “Romance Verdadero”, según el guión de Quentin Tarantino. Y viene una de sus películas más prestigiosas, Crimson Tide, “Marea Roja”, un gran thriller de mucha intensidad con Denzel Washington y Gene Hackman a bordo de un submarino nuclear.
Denzel Washington sería el actor favorito de Tony Scott, lo utilizó en muchas de sus películas, inclusive en la última Unstoppable. Con él filmó su penúltima película, “La toma del Pelham 123”, The Taking of Pelham123, con John Travolta, un remake de una película del año 1974 de Walter Matthau. Y de él es también una película muy popular, “Enemigo del Estado”, Enemy of de State, también con Gene Hackman y Will Smith una película vertiginosa, trepidante, de mucha acción, sin pausa.
Para muchos Tony Scott era eso, un director de acción. Inclusive el crítico Héctor Concari decía: ”Más que un director de cine es un director de video clips”, dada la manera tan vertiginosa de tratar sus tramas y sus situaciones y la poca densidad que en algunos casos le daba a sus personajes. Sin embargo, quisiera destacar de la filmografía de Tony Scott, Spy Games, “Juego de espías” una película protagonizada por Robert Redford y Brad Pitt que fuera publicada en el año 2001. Película interesante porque es como un viaje a lo largo de las acciones más importantes del espionaje norteamericano, obviamente desde la CIA.
Brad Pitt es un joven recluta, lo llaman el boy scout, y comienza en la guerra de Vietnam, de allí pasa a acciones en Centroamérica, también lo vemos actuando en plena Guerra Fría, en Alemania Oriental, pasa por la guerra del Líbano y todo esto en medio de una situación muy violenta y difícil en China, en una cárcel China. Es una película donde Tony Scott puso a valer sus principales virtudes, mantener acción todo el tiempo, un suspenso interesante y además llevado a través de una historia, donde por amor, por amor una vez más, se arriesga todo, lo arriesga no solo el joven Brad Pitt sino también su gran mentor Robert Redford, quien termina perdiéndolo todo.
Es una manera de recordar a Tony Scott, ahora que ha decidido por su propia voluntad alejarse de este mundo. Spy Games, del año 2001, con Robert Redford y Brad Pitt.
