En el año 2009, el buen amigo Fausto Masó publica su novela, “Háblame de La Habana”. Y cuando la presenta, Fausto advierte: “esta novela fue plagiada antes de ser publicada”. ¿Cómo puede ocurrir algo tan extraño, tan insólito? Pues ocurrió de la siguiente manera, según la explicación de Fausto. Años atrás él había publicado la idea -o el primer capítulo, no estoy muy seguro- de esta novela en la revista Exceso. Y esta revista, que en aquel tiempo gozaba de mucho prestigio, seguramente cayó en manos de personas, sobre todo cubanos, vinculadas al mundo del cine y de la literatura.
Es así como en el año 1998 se pública la novela “Dime algo sobre Cuba”, del destacadísimo escritor y cineasta cubano Jesús Díaz.
Para llevar agua al molino de Fausto, el propio Jesús Díaz advierte, en una nota inicial en su novela: “Esta idea la habíamos comentado Fernando Trueba, Rafael Azcona y yo, para hacer con ella una película, en vista de que se ha llevado tiempo y la película no se concreta, pues decidí tomar las ideas que había para el guión y convertirlas en una novela”; eso, como decía, da pie para el argumento de Fausto Masó.
Hablemos de la novela de Jesús Díaz. Son dos hermanos, uno se llama Lenin y el otro Stalin, pero con semejantes nombres no se puede llegar a Miami. Lenin, abogado, se fue mucho tiempo antes y está establecido en Miami, allá se llama Leo, pero como un abogado graduado en Cuba tiene poca vida en Miami, es ahora payaso y entretiene fiestas infantiles. Su hermano Stalin, es dentista y trata de irse muchos años después. Al llegar a Miami, se llamará, por supuesto, Esteban. La trama es una mezcla curiosa de picardía, ingenio, dura crítica política, ternura y sobre todo humor, humor a rabiar.
Resulta que Esteban para poder ser admitido en Estados Unidos, tiene que entrar como balsero, y tiene que mostrar en su cuerpo los estragos de haber pasado muchos días y semanas en el mar. De manera tal que su hermano Leo lo tiene en la azotea de su casa, ahí en Hialeah, en una especia de ponchera. Se tiene que echar agua salada continuamente, no se puede erguir porque los vecinos lo podrían ver. En ese largo mientras tanto, se va reflexionando sobre lo que ha sido Cuba, sobre lo que son los cubanos hoy en día. La mujer de Esteban es bailarina en el Tropicana, Esteban reflexiona sobre esas ironías de la vida, “Yo soy dentista y mi mujer se gana la vida y me mantiene con un instrumento llamado hilo dental”, por ejemplo. Así va la novela de Jesús Díaz, que tuvo mucho éxito.
Recuerdo a Jesús Díaz porque semanas atrás se cumplieron 10 años de su desaparición. El 11 de agosto, El Papel Literario publicó un trabajo muy interesante con la firma de Alfredo Sainz Blanco, donde hablaba de lo que fue la vida de este talentosísimo escritor, de lo que fueron sus enfrentamientos con el régimen de Fidel Castro, lo que fue su sobrevivencia, su empeño por la unificación de los cubanos.
Si es altamente recomendable “Dime algo sobre Cuba”, la novela previa, “La piel y la máscara”, es también una novela que no puede usted, de ninguna manera, pasar por alto. “Las iniciales de la tierra”, anterior, también recomendable. Y su última novela, “Las cuatro fugas de Manuel”, que tiene un tono casi autobiográfico, de hecho Manuel existió y termina entrando a la casa de Jesús. Su última novela es también una zaga de cómo se va de Cuba. Cuando hago este comentario he leído un tuit de Yoani Sánchez (@yoanisanchez) donde dice: “la mejor muestra de este fracaso de sistema es el caudal de gente que todos los días sigue haciéndolo todo por irse”.
Comenzamos este comentario con Fausto Masó. Fausto, al advertir en “Háblame de la Habana”, que su novela fue plagiada antes de ser publicada, también acotaba que, en la literatura, las acusaciones de plagio no tienen mucho éxito. En definitiva, las novelas permanecen por su virtud y su mérito literario. Eso le da alientos a Jesús Díaz y le da alientos a toda su obra narrativa. No está de más que busque “Dime algo sobre Cuba” de Jesús Díaz, y que busque también “Háblame de la Habana”, de Fausto Masó. Partiendo de una misma idea, independientemente de a quien se le ocurrió primero, son dos novelas completamente distintas.
Sinceramente no creo que Jesús Díaz haya plagiado a Fausto Masó. Díaz, además, no tenía necesidad de hacerlo porque creatividad le sobra. ¡Saludos!