El pasado martes 26, leía en El País de Madrid, una muy interesante noticia sobre “Poeta en Nueva York”, el poemario póstumo del gran Federico García Lorca. Leo parte de la nota que firma Jesús Ruiz Mantilla:
Cuando Federico García Lorca fue la víspera del día 13 de julio de 1936 al despacho de José Bergamín y no lo encontró, le dejó una nota manuscrita: “He estado a verte y creo que volveré mañana”. Mañana fue nunca. El poeta partió a Granada pocos días antes de que estallara la guerra. Creyó, inocente, que allí se encontraría más seguro.
Lo que le dejó a su editor encima de la mesa en la redacción de la revista Cruz y Raya fue el original manuscrito, mecanografiado, ordenado por partes y estructurado en 35 poemas y 10 secciones de lo que acabaría siendo una obra maestra que cambiaría para siempre la literatura: “Poeta en Nueva York”. El resto de la historia es conocida; Lorca murió –recordemos murió fusilado ahí en Granada- el original pasó por toda clase de vicisitudes y nunca, hasta ahora, se había publicado en el orden indicado por su autor.
El texto no apareció hasta 2003. Lo compró por 194.000 euros en una subasta la Fundación García Lorca. Hasta ese día de junio, las polémicas y el misterio habían rodeado las auténticas intenciones de Lorca. La editorial Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores hará llegar a las librerías la semana que viene la versión que al poeta le hubiese gustado tener entre las manos. Se acompaña un estudio minucioso del profesor de la Universidad de Virginia Andrew A. Anderson y reproducciones de los originales donde se puede leer el texto escrito a mano y las correcciones sobre las piezas mecanografiadas.
Un dato interesante, es que este libro de iba a llamar “Introducción a la Muerte” por un consejo que le dio a Federico, Pablo Neruda. Hubiese sido realmente premonitorio, pero no, se llamó “Poeta en Nueva York”.
Federico García Lorca dejó España por primera vez en su vida en el verano de 1929. Tras un fugaz paso por París, el poeta llegó a Nueva York, donde pasó al menos nueve meses. Se alojó en la Universidad de Columbia. Y de allí viene toda la inspiración de “Poeta en Nueva York”.
En marzo de 1930 partió en tren rumbo a Cuba. Desde Key West en Florida tomó un ferry que lo llevaría a La Habana, ciudad donde pasó unos tres meses. Y la estancia en la isla también le marcaría de manera dramática.
Dice la nota en El País de Madrid:
Un transatlántico llevó de vuelta al escritor (y al manuscrito que ahora ve la luz) a Cádiz en julio de ese mismo año. De vuelta en España, no tuvo prisa por editar Poeta en nueva York.
Fíjense que le estamos contando una historia del año 1930. Y es apenas en julio de 1936, ya en la víspera de la guerra, cuando todo el país, cuando toda la República Española estaba estremecida, cuando García Lorca se acerca a su editor, al editor de la revista Cruz Y Raya, José Bergamín, para decirle, “aquí te dejo esto”. De allí viene esta obra maestra “Poeta en Nueva York” que ahora lo podremos conseguir tal como la quería Federico García Lorca, según la edición de la Galaxia Gutenberg y Círculo de Lectores.
La pregunta, venezolanamente hablando, ahora es: ¿Cuándo la podremos tener esa edición aquí entre nosotros?
Hice la misma pregunta,Cesar.
Ojalá nuestros excelentes libreros nos den la buena nueva y nos regalen la dicha de tener este libro del gran Federico García Lorca.