Los favoritos de los dioses se van pronto. Así se decía, por ejemplo, de los grandes héroes. Aquiles, con todo y que era inmortal, excepto en el tobillo, se fue pronto cuando llegó la flecha que le afectó el famoso talón de Aquiles.
Cuando los héroes se van jóvenes, la imagen que queda, es precisamente, la de la eterna juventud. La de la persistencia, la de la vitalidad, el optimismo, la alegría, la lozanía, la esperanza, esa dicha única que significa ser joven.
Nos vienen a la memoria los versos de Rubén Dario:
Juventud, divino tesoro
¡ya te vas para no volver…!
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer…
¿Cómo sería James Dean viejo? Impensable.
¿Cómo sería John Lennon de 70 años? Porque Paul McCartney, sigue por ahí haciendo de las suyas. Pero el rebelde, era sin duda, John Lennon. El que desafiaba todo, era John Lennon. ¿Cómo sería Lennon a los 71 años?
¿Cómo sería Carlos Gardel, envejecido? De él se guarda esa imagen perfecta, la del galán, la del gran cantor de tangos.
¿Cómo sería el Ché Guevara? ¿Tan decrépito, insulso, como el anciano que hace gagá, allá en la Habana?
Cuando uno habla de la juventud, de los que se van jóvenes y se van temprano, hay algunas imágenes que nos quedan allí magníficas. Una de esas imágenes es la de Marilyn Monroe.
Se están cumpliendo 50 años de la muerte de Marilyn Monroe. Ella tendría en la actualidad 86 años. Marilyn de 86 años es impensable. Sin embargo, a lo largo de estos 50 años, no han dejado de surgir cada vez más y más enamorados, de esa rubia preciosa y magnífica.
¿Cómo murió Marilyn Monroe? Eso sigue siendo un tema en discusión. Al suicidio, se agrega, la muerte accidental por una mala combinación de barbitúricos. Pero también, la posibilidad de un asesinato. Ahora que se sabe, perfectamente, sus affairs en las más altas esferas del poder, no sólo con John, sino también con el hermano, Robert, los famosos Kennedy. Era un problema también para Hollywood.
Ella era una mujer rebelde, libre, y tan maravillosa, como esa imagen que todavía vemos. Hay una anécdota que me llama la atención y no conocía:
La gran Ella Fitzgerald, en aquellos años 50, años de profundo racismo, no podía cantar en grandes locales. Uno de ellos, el Mocambo, en el West Hollywood, en California, fue el que primero le abrió las puertas. Y ¿Por qué se las abrió? Porque Marilyn Monroe intervino a nombre de Ella. Llegó y le dijo al dueño “Contrátela. Si usted la contrata, yo voy a estar todas las noches aquí, en primera fila”. El dueño se lo pensó dos veces y contrató a Ella Fitzgerald.
Ella Fitzgerald recordaría después, que gracias a Marilyn Monroe, se le abrieron las puertas de los grandes escenarios. Porque en efecto, esa rubia maravillosa y bellísima, estuvo allí todas las noches de esa temporada en el Mocambo.
50 años después, nos podemos sentar a ver cualquier cantidad de las películas de Marilyn Monroe o de las que se han hecho en función de ella. Por ejemplo, recientemente, estuvo “My week with Marilyn” de la cual hablaremos más adelante, en otro momento. Por lo pronto, busquen “Con falda y a lo loco” como la tradujeron en España. Aquella gran comedia de Billy Wilder, con Jack Lemmon y Tony Curtis, “Some like it hot”, su título real en inglés. O busquen otra gran película de Billy Wilder, “La picazón del séptimo año”, donde aparece esa imagen absolutamente inmortal, de esa rubia, a la libre, sin mayor preocupación en el mundo, que pasa con su vestidito blanco, por encima de la salida del aire del subway en Nueva York y le levanta la falda.
Esa falda todavía sigue allí y el mundo pendiente del picón..
Por siempre, ¡Marilyn Monroe!
MARILYN ES EL ÙNICO FANTASMA QUE NO ME ASUSTARIA