Un robo en un museo es algo muy delicado, difícil. Tan difícil y tan sofisticado que siempre ha llamado la atención de, por ejemplo, cineastas. Me viene a la memoria el The Thomas Crown Affair, su segunda versión, donde Pierce Brosnan, haciendo ahora el papel de Thomas Crown, se le ocurre robar un museo, muy parecido al Museo Metropolitano de Nueva York , advierten que no es el Museo Metropolitano, pero se le parece tanto. Y robar allí, un cuadro, creo que de Monet. Lo roba por el mero placer de robar, lo roba para poderlo observar en su casa. Para hacer esta maniobra, este robo, tiene que idear mil trucos.
Me viene a la memoria también Topkapi, aquella película que le valiera el Oscar a Peter Ustinov, donde estaba Maximilian Schell y la señora Melina Mercouri, era robar, nada menos que, allá en Estambul, el diamante de Topkapi.
Peter O’Toole con la siempre encantadora y en apariencia ingenua Audrey Hepburn, hicieron una película “Como robar un millón y…”, donde también trataban de robar algo en un museo. Siempre los robos en estos casos son, por el alarde del robo mismo, para contemplar la obra, pero otros, por supuesto, roban para sacarle uso la obra en cuestión. Sólo que es muy difícil…
¿Qué hace usted si roba la Monalisa? ¿Qué hace usted si roba un cuadro de Henri Matisse?
Del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, que antes se llamaba Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber, fue robada una obra que la propia señora Sofía Imber, compró a principios de los años 80. En 1981 ella compró “La Odalisca con Pantalón Rojo” de Henri Matisse a la galería Marlborough Gallery de Nueva York por la cantidad de 480 mil dólares, una cantidad, dice Sofía, ridícula, pero que para ella, en ese entonces, para el museo, era mucho dinero.
Esa obra está valorada en la actualidad en 3 millones de dólares y fue robada del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas. Aparentemente no tuvo ninguno de esos alardes de esas películas a las que he referido hace unos segundos.
En este caso, fue una operación a oscuras. Aparentemente la obra fue robada en el año 2000, en tiempos del Gobierno de la revolución, y la obra se robó en el sótano. Supuestamente, fue allí donde ocurrió todo, y un buen día en el año 2003, allí estaba la obra con el mismo marco original y Rita Salvestrini, quien sustituyó a Sofía Imber, como directora del museo, se la mostró al Presidente Hugo Chávez y la foto corre. Pero esa obra que está allí, no es la original, es una copia, la original estaba por ahí. La estaban ofreciendo en el mercado del arte, según la investigación que lleva adelante la periodista Marianela Balbi, y que la descarga en su libro “El Rapto de la Odalisca”, editado por Aguilar en el año 2009.
En el libro de Marianela Balbi hay historias curiosas, “la obra va directo a Miami, aparentemente, en Miami entra un personaje de la guardia nacional, un señor que dice que el gobierno nacional quiere salir de estas obras porque según el Presidente Chávez más vale tener obras de autores criollos, que obras de autores extranjeros”, éstas, según las referencias que va dando aquí allá, Marianela Balbi en su libro “El Rapto de la Odalisca”.
Lo cierto es que ahora, en el mes de julio del año 2012, aparece el original de “La Odalisca del Pantalón Rojo” de Matisse y aparece en Miami. ¿Quién lo descubrió? El FBI, no el CICPC, no la Guardia Nacional Bolivariana, sino el FBI, y en efecto, como había determinado Marianela Balbi en su libro, esto ocurrió en Miami.
Leo esta nota publicada el 18 de julio, en el diario El Universal:
Miami.- Agentes encubiertos de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) han recuperado el cuadro Odalisca con Pantalón Rojo del pintor francés Henri Matisse (…) James Marshall, portavoz del FBI, señaló que el caso está aún bajo investigación…”
Agentes encubiertos fingieron ser unos eventuales compradores, cuadraron la operación de compra venta, se reunieron el Hotel Loews, el lujoso hotel Loews de Miami Beach, y ahí adquirieron el original, por millón y medio de dólares, la mitad del precio, en el cual estaba valorado el cuadro en la actualidad.
Las investigaciones van avanzando, hay dos personas detenidas hasta el momento y según nos dicen, va a tardar un poco en darse la repatriación de la obra.
No fue, como en El caso de Thomas Crown, no fue como en ninguna de estas películas de Hollywood, hay mucho misterio, por lo pronto, hay mucho sótano, mucha puerta cerrada, mucho asunto a oscuras. Y el cuento, por lo visto, ahora es que empieza.
Just for the record:
1. No soy yo, Rita Salvestrini, quien muestra el falso Matisse al presidente Chávez durante su visita al museo en el año 2000. Quien se lo muestra como si fuese el verdadero, y es fotografiada haciendolo, es la propria Sofía Imber. Yo había dejado el museo en 1990, después de 18 años como subdirectora, para irme a organizar el Centro Cultural Consolidado. Solo volví en el 2001, para sucederle a Sofía en el cargo.
2. El robo no fue denunciado por Imber, quien optó por mantener el silencio cuando tuvo conocimiento del hecho a través de Wanda de Guebriant, de la Fundación Matisse en París. De Guebriant había sido contactada por los ladrones para certificar la autenticidad del cuadro, y fue gracias a que ella se negó a hacerlo que la obra no se perdió en los meandros del mercado de obras robadas.
3. Regresé al Museo en el 2001, pero me enteré que el Matisse verdadero había sido sustituido por un falso solamente en Diciembre de 2002. Con la ayuda de De Guebriant se certificó la falsedad de la tela que los ladrones habían dejado en el museo en el marco original, y procedí a hacer la denuncia ante la Fiscalía, Interpol, y Art Loss Registry.
4. Gracias a esas denuncias la obra permaneció en status de robada “missing” durante estos diez años, y por eso los agentes encubiertos del FBI pudieron identificarla cuando les fue ofrecida en Miami por la mitad del precio de mercado.
5. Solo falta agregar que quizás nunca sabremos quienes llevaron a cabo este robo, casi un delito perfecto, acaecido entre 1999 y 2000. Sabemos que seguramente fue planeado y ejecutado desde adentro, por personas que tenían el poder de acceder y moverse en las bóvedas y sótanos del museo.
que buena la aclaracion, yo no se mucho del asunto soy una lectora que llegue hasta aqui aproposito de que ya van a repatriar el cuadro y estaba recorriendo noticias, yo propondria una investigacion a fondo porque yo si creo que la personas que hicieron ese robo son gente con poder para moverse a sus anchas y le preguntaria a la señora imber