El sábado el twitter se movió de manera exagerada en las primeras horas de la mañana. Había ocurrido una tragedia de grandes proporciones en la refinería de Amuay y de inmediato tuits iban y venían, retuits y demás, informando o tratando de informar sobre la tragedia. Lo que primero nos sorprendió, la noticia en sí, por lo visto, era algo de proporciones impresionantes, gravísimas. Pero lo que nos sorprendió acto seguido, fue la vehemencia con que los tuits venían adjudicando responsabilidades. Uno de los primeros tuits, citaba a Rafael Ramírez afirmando que “en dos días estaría la refinería en acción”.
¿Cómo podía saber el Ministro Ramírez que en dos días estaría en acción? Eso, evidentemente, no tenía ningún sentido.
Otro tuit, citaba a la señora Eva Golinger quien afirmaba, de buenas a primeras, que eso había sido un “sabotaje”. Muchos tuits hablando del silencio del Presidente Chávez, “esto sí amerita una cadena”, se decía. Llamaba la atención que en ninguno de estos tuits se hacía alusión a las víctimas. De inmediato vinieron tuits respondiéndoles a los otros, respondiéndole a Ramírez, respondiéndole a Eva Golinger, reclamando a Chávez, pero tampoco había alusión a las víctimas.
Me vino a la memoria el año 99, claro, no teníamos twitter ni ninguno de estos medios y redes sociales, pero en el año 99 por un lado vino la tragedia y el país todo, aunque ya empezaba a sentirse la polarización, el país todo dejó de lado aquellas elecciones para la Reforma Constitucional y se volcó sobre el caso de la tragedia de Vargas, y lo fundamental era ayudar a las víctimas. En este caso, las víctimas eran apenas una cifra, en ese momento, 17 guardias nacionales y no sé cuántos civiles. Tan honda es la polarización que hemos vivido, que las víctimas pasan a ser lo de menos, lo más importante es el hecho político.
Por fin doce horas después, el Presidente, con una voz extraña, no da la cara, pero da la voz y por teléfono dice “tres días de duelo y se van a hacer las investigaciones”. En ese momento, ya empezaba a correr la voz, “se sentía un fuerte olor a gas desde días antes”.
El Presidente, por fin ayer, va a Amuay. Con ese carácter irascible que se le ha acentuado en los últimos días, tiene un encontronazo, muy descortés, grosero y ofensivo con una periodista colombiana. Ella le preguntó lo obvio “los vecinos dicen que se sentía olor a gas”. Eso es una especulación decía el Presidente.
¿Qué hay detrás del olor a gas? Pues, si olía a gas días antes, es porque la falla fue mecánica, parte del personal, y muchos insisten, que hubo “falta de mantenimiento”. Como por falta de mantenimiento cayó el puente de Cúpira, como por falta de mantenimiento han pasado tantas y tantas tragedias.
Señor Presidente, el gran titular del diario La Verdad en la mañana de hoy dice: “Mensaje revelador” (…) Rigoberto Colina, trabajador de una empresa ubicada al lado de Amuay, actualizó su PIN del Blackberry la tarde del viernes antes de morir. Su mensaje pone en entredicho al Presidente, quien negó que hubiese detectado olor a gas en las inmediaciones de la refinería. Su novia exige justicia.
¿Qué decía el PIN de Rigoberto Colina?
“Gas metano a 24%, Gas H2s 4% nos estamos muriendo”.
Sí hubo un hedor fortísimo a gas, por lo visto. ¿Qué se gana con negarlo?
Ya el Presidente ordenó una investigación. Pero en la investigación no están los técnicos petroleros, está el SEBIN, está la DIM, están los órganos militares. ¿Será que van a encontrar, estas personas, que poco saben de petróleo, lo que desde un primer momento anunció la señora Eva Golinger?
Es una pena un país tan dividido. Ese es el verdadero hedor que duele, conmueve y asquea.
Angustiosamente de acuerdo. Al leer la denuncia de E. Gollinger, pensé lo mismo: "Dios, antes de hablar de sabotaje (y de buscar, por tanto, dividendos políticos), por qué no hablamos de las víctimas????" De bando y bando leí cosas lamentables, que dejan en último lugar a los muertos, porque pareciera que hacer tristes comparaciones con "peores desastres de la 4ta." o criticar sin pensar en ayudar, en ser solidarios, es en este momento más rentable. Creo que hemos perdido demasiado en estos 14 años de odio: la ética, el justo medio, la capacidad de ponerse en los zapatos del otro, el valor de la vida, frente a tanto anti-valor… triste, muy triste.
Lamentablemente el ambiente pre-electoral domina todos los hechos nacionales. Hasta las tragedias. Sin embargo, cuando no se trata de una tragedia natural, la reacción común es buscar responsables. Y en este caso, resulta patético que los dueños de la empresa (el Estado) asuma una actitud defensiva. Durante 14 años se han dedicado a exprimir a PDVSA destruyendo su infraestructura y capital humano. Pero son incapaces de reconocer estos errores cada vez que ocurre un derrame, un escape, un incendio y ahora una explosión. Para el gobierno es mas importante mantener la imagen política. Por eso nunca sabremos la verdadera cifra de víctimas (igual que en el 11-A).