La decisión de la Corte Suprema fue un aborto – Trino Márquez

Tomada de Télam

Publicado en: Politika UCAB

Por: Trino Márquez

La decisión del ala más retrógrada de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, en la cual se suprime el derecho constitucional al aborto, constituye un factor adicional de división en una sociedad ya tremendamente polarizada entre demócratas y republicanos, negros y blancos, ricos y pobres, supremacistas e igualitarios, armamentistas y pacifistas. La presidencia de Donald Trump exacerbó esas diferencias. Su tendencia a rivalizar y polarizar lo llevó al extremo de designar durante su mandato a tres magistrados conservadores en la Corte Suprema, rompiendo el equilibrio que existía desde hacía mucho tiempo entre liberales y tradicionales dentro de esa instancia. En la actualidad, la correlación es seis integrantes conservadores y tres moderados o liberales.

La medida adoptada por la Corte representa un atropello contra el derecho de las mujeres a abortar, reconocido en la famosa sentencia de Roe vs Wade, de 1973. Con la resolución actual se le quita al Estado la obligación de atender el embarazo como un problema primordial de salud pública, y traza una tabula rasa que ignora ex profeso las distintas y catastróficas circunstancias en las cuales una mujer puede salir embarazada.

La Corte asume una defensa abstracta de la vida de una criatura que aún no ha nacido, desconociendo el ambiente y condiciones particulares de la madre que ha engendrado. El número de embarazos no deseados por violaciones, abusos, incesto, ignorancia o descuido son muy altos. A este tipo de embarazo hay que agregar la de niños que presentan malformaciones congénitas graves e irreversibles. De acuerdo con la Corte, tampoco en estas circunstancias las madres pueden interrumpir voluntariamente el embarazo. Se aspira a salvar un ser cuyo nacimiento lo condenará al sufrimiento a él y al entorno que lo rodea, y se obvia el impacto sobre el grupo familiar. Es usual entre las parejas con hijos con serios problemas congénitos, que tiendan a culpabilizarse mutuamente y no soporten la carga del fracaso relativo que significa un niño con severas dificultades. El peso de la fractura del hogar generalmente recae en la madre.

El sector conservador de la Corte Suprema está asociado con el Partido Republicano, opuesto tradicionalmente a incrementar los recursos fiscales para mejorar y ampliar la cobertura de los servicios médicos y la seguridad social de  la población de menores ingresos. Es conocida la radical oposición que levantaron contra el Obamacare, concebido para favorecer los millones de norteamericanos fuera del sistema de salud.  Entonces, puede esperarse que los grupos sociales más afectados esté en las negras, las latinas, las inmigrantes de otras latitudes y, en general, las pobres. Igual que en Latinoamérica. La negras y las latinas suelen ser las que salen encinta más jóvenes. El número de madres solteras es elevado. ¿Cuáles son las instituciones del Estado que protegen a este amplio sector? Muy pocas. Los republicanos acostumbran oponerse a destinar recursos a la asistencia social de los estratos más vulnerables. Quienes se encargan de apoyarlos son organizaciones benéficas vinculadas con cultos religiosos o grupos caritativos particulares.

 La decisión de la Corte probablemente no detendrá el número de interrupciones, sino que las cambiará de lugar y  atmósfera. La disposición será contraproducente para la salud de las mujeres más humildes. Estas, en vez de practicar el aborto bajo la supervisión de profesionales expertos y en ambientes donde predomina la asepsia, lo harán en lugares improvisados y clandestinos,  con un aventurero dispuesto a asumir el costo del castigo por la transgresión, a cambio de obtener provecho económico  de la víctima desesperada.

 La pacatería  de la Corte Suprema con relación al aborto contrasta con su apoyo al porte de armas de fuego.  Pocos días antes de dictar la sentencia sobre la interrupción voluntaria del embarazo, ratificó que los ciudadanos del estado de Nueva York – y de cualquier otro de la Unión- pueden llevar armas en lugares públicos. Los defensores a ultranza de los no nacidos ven con agrado que en una nación civilizada, democrática y la más desarrollada del mundo, sus ciudadanos anden exhibiendo por donde pasean armas letales. Los honorables miembros de la Corte no se han inmutado frente a la cadena de asesinatos masivos cometidos durante 2022 por personas, algunas de ellas muy jóvenes, que pudieron adquirir armas en tiendas donde no les pusieron casi ninguna restricción. Donde la venta es libre.

Resulta patética la incongruencia entre la supuesta protección de la vida de los no nacidos y la indefensión en la que dejan a los niños y maestros de una escuela o a los pacíficos ciudadanos que van a un supermercado, a una iglesia o a un bar, donde pueden ser asesinados por un fanático. ¡Qué tipo de moral defienden esos señores!

Las elecciones de mitad de período se realizarán en noviembre próximo. Donald Trump, cuyos principios tienen la solidez de una galleta, ha dicho que la decisión de la Corte perjudicará a los republicanos. Esperemos que no se equivoque. La mayoría de las mujeres se sienten atropelladas.

La medida de la Corte Suprema atenta contra el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo, lleva implícitos argumentos religiosos en un tema que debería ser del estricto dominio de la sociedad civil laica y no impide que la interrupción intencional de los embarazos continúe.

La Corte abortó una decisión condenable. América Latina debe aprender de esos errores.

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