Por: Mari Montes
Hacer el primer lanzamiento en un juego de beisbol ha sido un honor desde siempre. Un privilegio reservado a legendarios del juego de pelota o a “civiles” cuyas trayectorias les hacen merecedores de subir a la lomita a inaugurar el juego, que es como subir al Olimpo y encender la antorcha.
El primer día de esta temporada estaban los “Héroes del 41” a quienes siempre es emocionante ver, con todos sus años, sus cuentos y todo ese beisbol que llevan puesto.
Ese día muchos imaginamos que parte de la celebración de los 70 años incluirían un estelar cada domingo. Una leyenda que sirviera de excusa para recordar lo que ha sido el Caracas desde siempre.
La semana pasada el honor lo tuvo Omar Daal, quien recibió aplausos de toda la afición en la que dejó victorias. Derrochó clase y su primer pitcheo cayó en strike, como tantas veces.
Y como los hemos visto a ellos, queremos ver a Luis Pañalver, Jesús Alfaro, Andrés Galarraga, a los hijos de Baudilio Díaz, César Tovar o Gonzálo Márquez, a las hermanas Carrasquel, a Marcano Trillo, a Pompeyo Davalillo, a Urbano Lugo padre y “Urbanito”, a Antonio Armas, a Marcano Trillo, Omar Vizquel y al ” Chino” Cáceres…La lista es interminable si hurgamos un ratico nada más en su historia. ¡Es que el Caracas tiene tanta historia para recordar cada domingo, que faltarían domingos para verlos a todos!
A Musulungo Herrera, como inolvidable catcher y ompayita…
Entre la afición caraquista está la doctora Marta Villarroel, una fanática que sigue al equipo desde los tiempos del Cervecería y que no deja de ir a un juego, uniformada como el equipo, aupándolos pase lo que pase. Ella es una figura de la tribuna, una dama, como Flor Guzmán, la niña que lleva caramelos al estadio desde los días de San Agustín, ambas parte de la historia del Caracas.
La rectora de la Universidad Central de Venezuela es caraquista, habría sido un gusto verla enaltecer el morrito del Universitario el día de la inauguración de la pizarra electrónica. Ella representa los valores de cultura de paz de los universitarios y las mujeres venezolanas.
Tener el inmenso honor de lanzar la primera pelota debe servir para reconocer trayectorias, dentro o fuera del beisbol. Debe ser un privilegio reservado a figuras cuyas vidas sean ejemplares.
El beisbol es un juego de ritos y ese rito del primer pitcheo debe preservarse a quienes de verdad lo merecen.
Al beisbol hay que respetarlo siempre y los caraquistas esperamos que la gerencia no olvide eso, así el patrocinador sea el Papa.