Hay un tango que es inevitable cuando un violinista sureño agarra su instrumento. El “Adiós Nonino”, de Astor Piazzolla. Acá se luce, por supuesto, Federico Britos, y lo acompaña magníficamente el gran Bebo Valdés.
Hay un tango que es inevitable cuando un violinista sureño agarra su instrumento. El “Adiós Nonino”, de Astor Piazzolla. Acá se luce, por supuesto, Federico Britos, y lo acompaña magníficamente el gran Bebo Valdés.