Comienzo por decirte que voy a tutearte. No por irrespeto a tu persona, sino porque soy más vieja que tú y eso, en términos provincianos, me da cierto derecho a un trato más liviano.
Gustavo, ¿quién puede dudar de tu impresionante talento para la música y de tu enorme esfuerzo en una carrera tan competitiva en el mundo? ¿Quién pone en tela de juicio la maravilla de “el sistema? Pero nada de eso puede ser usado como coartada. Por encima de tus glorias, eres un muchacho venezolano, nacido, amamantado, criado y educado en Venezuela. Eso te obliga a ciertas responsabilidades incómodas.
Gustavo, tu país, ese que tanto te dio y que tanto creyó en ti, está sufriendo espantosamente. Su llanto suena como un violín que toca una melodía triste. Venezuela nos pide ayuda. No se trata de proteger espacios o islas de excelencia, como sabemos es “el sistema”. Porque lamento decirte que cuando todo se destruya, cuando ya no haya ni añicos, “el sistema” sobrevivirá en el exterior y los muchachitos cuyos sueños acuna en sus brazos esa obra magnífica, esos muchachitos verán cómo todas sus ilusiones se esfuman.
Gustavo, no se trata de ideologías en conflicto o de políticos enfrentados. Se trata de hambre, de sed, de angustia, de una inmensa sensación de nación convertida en desechable. Yo quiero pensar que doquiera que estés, desde la ventana en el salón que te encuentres, te asomas y no sólo ves el escenario lindo de la ciudad que te hospeda. Quiero pensar que desde esa ventana ves a tu país, a los crespúsculos larenses. Quiero pensar que escuchas la brisa y sientes el dolor que estamos pasando. Porque nosotros somos tu país, somos tu tierra, somos tu música. Y, perdona que te lo diga, nosotros te hicimos grande.
Este gobierno es impresentable. Tú lo sabes. Es ya indefendible. Tú lo sabes. Y tu actitud indefinida no es útil, es un escalón hacia el pecado de la indiferencia culposa.
Soy, para que no te quede duda, tu fan. No quiero dejar de serlo. No quiero perder eso también. No quiero tener que sentir que Gustavo Dudamel también nos abandonó.
Usa tu posición para ayudarnos. Es tu país, es tu tierra. No lo olvides. No quieras tener que dirigir un “Te Deum”.
soledadmorillobelloso@gmail.
@solmorillob
Cuando habla el corazon todo se entiende muy bien.
Soledad ahora te seguiré leyendo agregando amor a la admiracion. Gracias. Recordé un viejo amigo, campesino de nuestros Paramos Andinos , a quien le oi decir una vez: Bien decío!
Realmente hay mucha gente que siente admiración por Gustavo Dudamel, mas yo no me parece que en su estilo ha desvirtuado la música clásica tradicional y la termina de poner al ver con tanta indiferencia lo que sucede en mi país, que creo ya no es el de él, pero para tu desgracia , aquí naciste y para la mía, en mi ciudad Natal, pero eso no te conmueve un ápice, como tampoco conmovía a mi amigo Bernardo Alvarez (QEPD),por mi te puedes quedar donde estas, no nos haces falta ,sigue con tu música “representado no a Venezuela ,sino a este RÉGIMEN DICTATORIAL”