¡Viva Trump, abajo Zapatero! – Carlos Raúl Hernández

Por: Carlos Raúl Hernández

Hay una campaña sucia y sistemática contra Henri Falcón, Manuel Rosales y  cualquier conato de racionalidad en las decisiones opositoras. Se sabe quiénes la desarrollan, no con la cabeza, sino con cuidada sea la parte. Es tragedia y comedia al mismo tiempo, porque en vez de resetearse y emprender el único camino, la elección de gobernadores, la oposición se volcó sobre sí misma y un sector se dedica a devorar a otro. Las gallinas jefes del canibalismo se esconden. Si un gran filósofo italiano decía que la política era “bestial y humana”, de lo rastrero y lo sublime, hay quienes solo hacen lo primero. Un pequeño sector rabioso –y unos que no lo eran, ahora colonizados por él– hacen lo que quieren, violentan los acuerdos, desacreditan a los demás, mientras las víctimas fingen no darse por aludidas. Han dicho N veces que hay revolución y no Estado de Derecho, pero se enredan en sus propias definiciones.

Están confundidos en algo tan grave como que un preso político aquí no es un procesado por la Ley, inviolable, y está a expensas de la arbitrariedad, cosa que deberían saber bien. Por esa contradicción, el resultado de las operaciones para la libertad de Leopoldo López es catastrófico, aunque en la neolengua alguien podría decir que fue un gran éxito frustrado (como el RR). En otros lugares de circunstancias parecidas la defensa de un preso político la hacían grupos de Derechos Humanos y abogados independientes que intentaban deslindarlo del conflicto con discursos legal-humanitarios, porque hay que ser demasiado menso para presidir la campaña con la consigna de “gobierno cobarde: suéltalo para que nuestro líder acabe contigo”. Y sin el instinto de conservación de una iguana, surge la genialidad de grandes estadistas: la reunión con Donald Trump
Populacho elegante
La respuesta del régimen fue aplastante, obvia y cruel. Como lo dice la señora Tintori naturalmente atribulada “se vengaron en Leopoldo de mi reunión con Trump”. Su status judicial anterior era una pequeña puerta abierta para la negociación, pero ahora ceteris paribus no podrá ser candidato a ningún cargo público, ni siquiera si lo indultan. Y los responsables políticos directos quieren esconder su torpeza con la única habilidad que poseen: hacer que el populacho elegante trasmita por Twitter su condición infrahumana y su purulencia moral. Arendt decía que el populacho estaba formado por gente sin escrúpulos ni ética, dispuesta a cualquier bajeza, –más allá de su status social– y así pudimos ver licenciados (Salamanca sin natura) y damas de utilería escupir montones de ratas muertas y hablar como en los lenocinios de Manila. Los “líderes” y sus secuaces 2.0 merecen un concierto de trompetillas.

Cualquier iguana podía prever que se cobrarían con el preso desvalido. Cada vez que los Tupamaros hacían sus acrobacias propagandísticas, los carceleros metían a Pepe Mujica, su jefe, en un pozo de ocho metros de profundidad, hasta que el partido entendió el mensaje, –gracias a eso pudo ser Presidente– cosa que en tres años no descifraron aquí. Nadie genera más rechazo en el mundo que Trump, incluso en Estados Unidos donde perdió la medición electoral por tres millones de votos. Su diferencia con los revolucionarios de por aquí, es que allá existen instituciones hasta ahora invulnerables. Pero si la Corte de Estados Unidos estuviera en manos de pescados como los criollos cuando comenzó la revolución, ya los gringos estarían sometidos. Donald, nuevo padrino de algunos opositores venezolanos, arremete contra medios de comunicación, latinos, mexicanos, artistas, intelectuales, mujeres, homosexuales.
Mi Donald
Alma gemela separada al nacer de Chávez y Maduro, amenaza los que no sean WASP, y se necesita vivir en Saturno para ofrecerle el padrinazgo de la democracia en Venezuela a un atropellador de derechos, un peligro universal. A una mente humana normal le cuesta digerir cómo es que pasa la prueba de integridad reunirse con él, pero reprueba hablar con Zapatero, Torrijos, Fernández y hasta con el Papa. Podía pensarse que las diferencias en la oposición obedecían a tácticas aunque se buscaban los mismos fines con diferentes medios. Las reacciones hacen temer que se forme una oposición identificada con Trump, el Senador Rubio y los del Tea Party por ahí andan los chicos del Ku-Klux- Klan y tal vez, por salir de Maduro, algunos quieran a Videla o Viola. Eso sitúa el futuro entre Caribdis y Escila dos atrocidades que pueden tragarnos, y hay que pasar entre los dos.

Debe surgir un bloque político consistente que opaque la semiología del trumpismo criollo de las redes, violenta, soez, ruin, que compone, con los bolivarianos, las dos caras de la misma moneda revolucionaria. Esencial que las fuerzas democráticas conserven la fisonomía centrista que han tenido desde 2006 hasta ahora, y que les permitió superar el aislamiento internacional. En los comienzos de esta ya  larga lucha por la democracia, en los primeros años cuando el radicalismo controlaba la oposición, las burradas hicieron que la opinión pública mundial asumiera que eran unos golpistas de derecha que derrocarían a un demócrata moreno porque les arrebataba los privilegios y deshacía sus injusticias. Hay que tener cuidado en volver a trasmitir esa impresión de sifrinismo, malderrabia, o simpatía por el diablo.

@CarlosRaulHer

 

Etiquetas:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.