Notas en el amanecer de un gran día

  Tengo 27 años viniendo a la misma hora a esta estación de radio para hacer este programa. Nunca en todos estos años había visto las calles tan solas, tan oscuras. Intimidantemente solas y oscuras. No había nadie. Parecía, en lugar de la madrugada de un día de semana, la madrugada de un domingo. No había colas para entrar al Metro, ni tampoco para el Metrobus. Solo uno que otro grupo de gente ya preparándose con banderas de Venezuela. Esas calles y esa soledad han de transformarse en breve porque hoy es el día de La Toma de Caracas. Ese silencio, esa soledad de la madrugada, es el anuncio del cambio. Dice el dicho: “Nunca es más oscuro que cuando va a amanecer”. Pues esta fue la más oscura de las madrugadas.

  ¿Pero qué nos queda del día de ayer? Más evidencias del pánico que hemos venido comentando a lo largo de esta semana. El pánico en las altas esferas del poder. Por ejemplo, el presidente de la republica ya amenaza con retirarle la inmunidad a los parlamentarios de oposición. Es decir, acabar con la Asamblea Nacional. Porque si la mayoría de los parlamentarios son opositores y a todos le van a retirar la inmunidad, quiere decir que va a cerrar la Asamblea. Cerrar la Asamblea es declarar la dictadura.

  Además están las declaraciones de Diosdado Cabello: “Todo aquel que se encuentre conspirando preso va a ir y preso se va a quedar”. Después de una declaración como esta, ¿para qué Tribunales de la Republica? ¿Para qué Estado de Derecho? Dice desde el estado Vargas el diputado: “El chavismo no se ha ido y la oposición no volverá más nunca a conquistar el pueblo de Chávez. Hoy se nos acusa a nosotros de violentos porque no nos vamos a dejar tumbar” Y dale con la manía del golpe de estado y eso de tumbar al gobierno que nadie ha mencionado por ningún lado en la oposición. Pero es tan evidente la fragilidad del gobierno, que estos gritos lo único que hacen es descarar la situación. Imposible ocultar tanto miedo. Sigue: “Según ellos, nosotros jamás hemos dicho que vamos a tomar el poder. Ellos están diciendo que toda la campaña de terror ahora es mentira. No les crean, tenemos que pensar ahora que todo es una trampa de ellos para montarle una emboscada al pueblo. El Psuv ha ido por toda Venezuela para decirle al pueblo que pase lo que pase y ante cualquier circunstancia seguiremos teniendo patria”. Es decir, seguirán aferrados al poder como el náufrago a la balsa en medio de la soledad oceánica. Patética y triste imagen de un final anunciado.

  Por otra parte, Conatel publicó ayer un exhorto del Directorio de Responsabilidad Social para toda la colectividad, donde, palabra más palabra menos, se incita a la autocensura. Y, en medio de todo esto, el titular de El Tiempo de Puerto La Cruz: “La MUD denunció atropellos contra más de 100 personas por ir a la marcha”. Según El Nacional: “25 retenciones registró el Foro Penal venezolano durante las últimas 48 horas”. Deportaron a cuatro corresponsales, del Miami Herald, Radio Caracol, Le Monde y RPR. Es tanto el susto, tanto el nerviosismo, que se cometen tonterías como esta. ¿Ustedes se imaginan, señores del gobierno, lo que están diciendo esos corresponsales en este momento? Si habían dudas sobre la crítica situación venezolana, pues ustedes se las han corroborado todas con esta torta de deportaciones.

  Mientras, ¿qué tenemos a esta hora de la mañana? Autobuses del gobierno obstruyen peaje de Guacara, aunque ya pudieron pasar según informó el diputado Juan Miguel Mateus, de Primero Justicia. En el Tunel de La Cabrera las unidades de autobuses están paradas sin poder avanzar. En la Alcabala de Mariara hay una tranca, lanzaron hasta lacrimógenas a quienes querían seguir a Caracas. La Guardia Nacional Bolivariana bloquea la autopista Guarenas-Guatire, solo hay un canal. Una tanqueta obstaculiza la Panamericana a la altura del IVIC. Por supuesto, no funciona el Metro de Caracas. En la Caracas-La Guaira un puesto de control a la a la altura del antiguo peaje también está ralentando el tráfico.

  Todo, todo lo que dicte el abuso y la arbitrariedad para que no llegue la gente a Caracas. Pero, como decía al comienzo, esas calles que en la oscura madrugada estaban desiertas se van a llenar. Se espera una multitud como nunca antes se ha visto en la ciudad capital. Mientras, el oficialismo quedará reducido a la Avenida Bolívar. Todo el oficialismo encerrado, limitado a la Avenida Bolívar donde, según los expertos en esto de contar personas en espacios públicos, ni siquiera son necesarias 100 mil personas para llenarla por completo.

  El resto de las calles de la ciudad, desbordadas por millones, serán del futuro, de la Venezuela buena que está por venir.

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