50 años, medio siglo. Y pensar que uno fue a la venta de discos -yo compraba en una venta pequeña que se llamaba Disco Miranda en la Francisco de Miranda, o Discos Chacao, no recuerdo bien- y por 13 bolívares pude comprar el disco, 50 años atrás. Estoy hablando de Revolver, el disco que para muchos marcó la verdadera ruptura en el estilo que venían haciendo Los Beatles. Se publicó el 5 de agosto de 1966. Ya los Beatles habían decidió terminar definitivamente las presentaciones públicas, habían cerrado en San Francisco su último gran concierto. A partir de esa fecha decidieron encerrarse a inventar en el estudio, hartos de las multitudes y los conciertos donde no podían hacer mucho más.
Si bien en Rubber Soul George Harrison estrenó su sitar en el tema Norwegian Wood; si bien en Rubber Soul John Lennon avanzó en letras más densas como en Nowhere Man; y si bien para críticos e historiadores Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band es el disco definitivo de los Beatles, el disco que va entre ambos, el que completa el sándwich y hace el necesario puente es Revolver.
¿Por qué es el que completa el sándwich, el puente? Porque es un disco curioso, extraño. Abre George Harrison con Taxman, rock del bueno y por la calle del medio. Después, apoyado solo en un cuarteto de cuerdas, Paul McCartney sorprende a todos con un tema hermosísimo y muy ambicioso, Eleanor Rigby. A ello le sigue el irreverente Lennon con una pieza donde, curiosamente, el bajo de Paul es el protagonista. El tema del bostezo y el sueño, I’m Only Sleeping. En el cuarto surco regresa George Harrison para que, ahora sí, extienda más su curiosidad, su emoción y dedicación a la música de la India con Love You To. Lo que sigue es un triple salto mortal, la canción infantil de Paul McCartney, Yellow Submarine, que inspiró múltiples lecturas contradictorias. Hasta dio pie para una interesantísima película de dibujos animados y, quién lo duda, fue el gran tema de Ringo Star. El Lado A -porque en aquel entonces eran Lado A y Lado B- se cierra con otro tema de Lennon, She Said She Said.
El Lado B abre con Good Day Sunshine, de Paul, donde el piano lleva el peso más importante. Luego otra pieza de Lennon, And Your Bird Can Sing, que, según especularon muchos, era una burla personal de John a su amigo Mick Jagger de Los Rolling Stones. For No One no solo es una de las piezas más hermosas compuesta por McCartney, sino que hay que considerarla entre las piezas más hermosas de todo el largo y hermosísimo repertorio Beatle. De aquí se salta a otra irreverencia de Lennon con Doctor Robert. Vuelve McCartney con un curioso y sorpresivo homenaje al soul norteamericano, al sonido Motown. Convoca una breve sección de metales -saxos, trombones, trompetas- y nos da esa rendición, Got to Get You into My Life. El cierre es sicodélico. Es el cierre de los tiempos, la música influenciada ya por la droga que se manifestaba de manera abierta. Y no solo en este último tema, sino en muchos otros de este Revolver, se trata de Tomorrow Never Knows. Recuerdo que en la serie Mad Men, cuando John Draper está totalmente atormentado y no sabe qué hacer con su vida, el disco recién ha salido al mercado, lo abre y lo coloca bajo la aguja para con esa música hundirse aún más en sus tormentos.
50 años de Revolver. Uno lo escucha, y no sé… Será porque lo compré hace 50 años y solo me costó 13 bolívares en Musical Chacao (así se llamaba la tienda, ahora sí estoy seguro); o será porque simplemente es así, sin darle más vueltas a la cabeza, pero en efecto me parece que Revolver, 50 años después, todavía parece que salió ayer al mercado.