Los venezolanos vivimos en un continuo estado de angustia. Nos hemos aferrado a rutinas. Por ejemplo, a tal hora suele llegar “fulano” a la casa, si por alguna razón, pasa la hora habitual y no llega “fulano”, empieza uno a preocuparse. Llama al celular y nadie atiende, ¿será que está incomunicado o no hay suficiente cobertura?
Eran otros tiempos cuando uno decía: a lo mejor se quedó con unos amigos, o esto, o lo otro. Ahora si alguien no está en el sitio en el que debería estar, a la hora en la que suele estar, uno se preocupa y piensa, lamentablemente, lo peor.
Se imaginarán ustedes la angustia de los familiares de Orlando Espinoza.
Leo en el Nacional de hoy: Familiares y amigos de los dirigentes políticos Orlando Espinoza y su esposa Lisbeth Parra, se encuentran desconcertados por la desaparición de ambos desde el domingo pasado a las 6:00pm.
Espinoza, diputado suplente del Consejo Legislativo del Estado Aragua, es también el actual secretario general sectorial de Acción Democrática en la entidad. Su esposa es parlamentaria suplente regional. (…) Vinieron el domingo para asistir al programa “Aló Venezuela” de Globovisión, donde Parra estuvo invitada. Al salir de allí, llamaron a un familiar desde Plaza Venezuela, para avisarle que iban a Maracay. Desde entonces, se desconoce su paradero.
Ojalá aparezcan pronto, y bien, sanos y salvos. Pero la angustia va creciendo. Póngase usted en el caso de ellos, de sus familiares, es lo que nos ocurre a todos.
Esto hay que vincularlo, necesariamente, con esta información que señala El Nacional: “Este fin de semana fue el más violento del año con 64 homicidios”. El récord de asesinatos en Caracas se registró dos días después del inicio de la Misión “A Toda Vida”.
Recordemos cómo fue el estreno de la misión: un show, un espectáculo. Pasado el espectáculo con su fin proselitista en campaña electoral, vino la cruda realidad y la cruda realidad cada día es peor. 64 homicidios sólo en la ciudad capital, sólo en un fin de semana. A ello hay que agregar el caso de los muchachos que aparecieron en la Cota Mil.
El diario 2001 nos dice: “Señalan a colectivos por triple homicidio”. La familia Labana, a la que pertenecían Alaín, Jeison y Abel, cuyos cadáveres fueron hallados el domingo en la madrugada en la Cota Mil, señalaron que mercenarios del 23 de Enero y de Lídice fueron los que raptaron a los tres hombres en La Pastora y luego los asesinaron. La madre de los dos primeros, Yadee Rodríguez, está destrozada: “Me quiero morir para estar con mis dos hijos. No voy a soportar eso”. Sufre de epilepsia y no para de llorar.
Y ahora, pareciera que la Cota Mil se ha convertido en un escenario para la peor violencia. Nos reseña Sandra Guerrero en El Nacional: Ayer en la mañana, entre La Castellana y Altamira, en sentido hacia el oeste de la Cota Mil, hubo demora en el tránsito debido a un Yaris gris que estaba en la vía que tenía cuatro orificios de bala.(…) Luego se supo que este auto estaba requerido por el CICPC desde hacía un mes, por robo.
Ustedes no olvidarán el caso terrible de la familia donde venían los abuelos con las nietas y un individuo les venía persiguiendo. Hubo un incidente de tránsito a la altura de Guarenas, le siguió toda la autopista hasta Caracas y en la Cota Mil abaleó al señor y ahí le asesinó.
¿Y el Presidente? Contento. Ya presentó su misión “A Toda Vida Venezuela”…
Pero seguimos muriendo, señor Presidente.
Que pena, a esta hora que estoy leyendo el editorial llega la noticia de que los diputados fueron encontrados sin vida. Se desconoce todavía si fué un accidente vial o no.