Maduro declara la dictadura

  En la prensa nacional y en los diversos portales informativos tenemos explicaciones diversas sobre lo que contiene el decreto del Estado de Excepción. Análisis varios. Unos superficiales, otros puntuales, algunos más profundos. Pero una rápida lectura de estos nos lleva a una única conclusión: el gobierno, aterrado ya, cercado por las circunstancias, ha decidió declarar la dictadura. No hay otra palabra para definirlo.

  El Correo del Caroní: “Decreto de estado de excepción amplía poderes de Maduro, profundiza la militarización y enclaustra a la AN”. En El Estímulo: “El Estado de excepción pone el orden público en manos del Psuv y Consejos Comunales (¿Cómo es eso del orden público en manos de los militantes del Psuv?). El decreto otorga, según el apartado 11 del artículo 2, plenas facultades a los llamados CLAPs (los comités creados por el Ejecutivo para distribuir en ventas directas bolsas de comida con alimentos regulados) para organizar y mantener el orden público junto a militares y policías. Además de los Consejos Comunales, los CLAPs están compuestos por las UBCH (Las Unidades de Batalla Bolívar–Chávez, estructuras del PSUV) así como el Frente Francisco de Miranda, organización social que tiene la intención de profundizar los proyectos y las misiones del chavismo”.

  Esto es militarizar la sociedad, enfrentar civiles contra civiles bajo la anuencia de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Solo me resta una pregunta: ¿Estos militantes del Psuv estarán armados? ¿Son estas UBCH –“unidades batalla”- las que van a enfrentar las manifestaciones? Y ya no digo de la oposición sino del país en general.

  No es que le están echando gasolina al fuego, es que han decidido incendiar todo el país, y ya es exprofeso.

  A propósito de todo esto, el ensayista chileno Fernando Mires, quien tanto se ha ocupado de nosotros, publicó un ensayo fundamental. El titulo lo dice todo: “Venezuela: ¿el comienzo de la lucha final?” He aquí algunos párrafos:

  “Si se escuchan las palabras de Cabello, Rodríguez o Maduro, -y es curioso que en el orden Maduro queda relegado, pareciera que no es el que lleva la voz cantante, apenas la marioneta final- es posible observar, además, que han perdido hasta el respeto por las formas. Hecho importante. Pues es muy distinto definir a un gobierno como a una dictadura a que éste se defina a sí mismo como tal. No otra cosa es el decreto del Estado de Excepción. O así: el gobierno ya no solo “es” una dictadura, además, “aparece” como dictadura.

  “Eso quiere decir que el gobierno cada vez se parece más a una dictadura de hecho. ¿Qué significa esto? Algo muy simple. Hasta antes de la declaración del estado de excepción, el de Maduro, de acuerdo al legado del difunto, era un gobierno civil-militar. Durante Maduro se convirtió en un gobierno militar-civil. Hoy, después del decreto de estado de excepción, es un simple gobierno militar. Y todo gobierno militar es, guste o no, una dictadura. Así como no hay golpes civiles, no hay dictaduras no militares”.

  Su frase final en el ensayo dice: “La suerte está echada. A un lado, la política de las armas. Al otro, las armas de la política.”

  Y en las armas de la política la oposición se aferra al recurso constitucional del referéndum revocatorio. Pero los dirigentes oficialistas insisten en que no hay referéndum este año. Si fueran demócratas, si fueran políticos de buena ley, ciudadanos de buena ley, dirían: Maduro no sale porque vamos a ganar el referéndum este año, el año que viene o en el 2050; como solían jactarse fanfarronamente en un pasado no muy lejano. Pero cuando estos dirigentes dicen “no hay referéndum este año ni el próximo”, es porque están reconociendo, tácitamente, que están perdidos; este año, el próximo o cualquier otro. Y porque están perdidos han declarado la dictadura.

  Ciudadanos civiles que somos todos nosotros, ¿qué nos queda? Seguir siendo ciudadanos civiles y democráticos.

 

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