Entrevista publicada en Contrapunto.com
Por: Chefi Borzachinni
Hoy, cuando cumple 86 años de edad, el poeta venezolano habla de la situación que vive el país: “Tenemos que unirnos por encima de las diferencias políticas (…) Si no lo hacemos, la situación se agravará y no sabemos en qué puede terminar”
“El lenguaje del poder”
¿Qué hace
aquí colgada
de un fusil
la palabra
amor?
—¿Qué le dice al país un poeta que nos ha regalado su vida en versos?
—Creo que la gente está sufriendo mucho aquí en Venezuela y no sé si el Gobierno se da cuenta porque las personas que integran el régimen no sufren como el resto de los venezolanos: no hacen colas, están protegidos por escoltas y tienen carros blindados… Pero Venezuela está en el suelo y habría que levantarla, y para eso se requiere que haya una unidad, lo que es muy difícil conseguir porque la ideología es un estorbo, es como una prisión mental que ata a las personas, y entonces alguien que esté poseso por una ideología no puede actuar con sentido común.
—¿En esa “prisión mental” estarían por igual todos los grupos de poder?
—Los demócratas están menos atados, pueden ver la situación con más claridad. Luego está eso que tanto se repite: “El de la derecha o el de la izquierda”, y no creo que eso tenga sentido porque ¿quiénes son de izquierda?. Por ejemplo, ¿el gobierno chino? Bueno, digo yo, pobre izquierda. Las personas que están en la Asamblea Nacional —y me refiero a la gente de la oposición— son democráticas y, sin embargo, le colocan el rótulo de derecha.
“Cuando se desatiende lo que la AN decide, es como burlarse de 7 millones de venezolanos y de un poco más. A mí eso me parece lo más grave que está ocurriendo en el plano político porque en la vida diaria lo más serio es la inflación… La inflación nos convierte a todos en gente sumamente pobre y, además, cada día aumentan los precios de las cosas… Y yo no sé cuánto tiempo se va a necesitar para revertir esa inflación”, dice Cadenas, mientras su rostro desciende sobre un poema que escribió hace tiempo.
“El diálogo según un dictador”
Versión originaria: Cuando yo dialogo no quiero que
me interrumpan.
Versión segunda: Yo dialogo, pero advierto que no
cedo en mi posición.
Versión tercera: En diálogo, los que me contradigan
deben reconocer de antemano su error.
Versión cuarta: Después de cavilar, dictamino
humildemente que el diálogo es innecesario.
—¿Tiene la poesía algún poder en estás circunstancias?
—La poesía es lo más alejado del poder. ¿Quién le hace caso a la poesía? Solamente los que somos lectores de poesía, pero la mayoría de la población no consume poesía.
—Usted que vivió el proceso de la dictadura en los años 50, que ha dado clases en nuestras universidades durante tantos años, ¿cómo le toca esta situación del país hoy cuando está cumpliendo 86 años de edad?
—Uno nunca se imaginó, por ejemplo, cuando ocurrió ese movimiento de los años de 1950 y 1960, que íbamos a llegar y a desembocar en la situación que estamos viviendo… Creo que nadie pensó lo que estamos padeciendo en estos momentos. Ha sido algo inimaginable y hay como una parálisis, uno siente que no hay reacción de la mayoría de las personas. Hay mucha pasividad, y es un descontento pasivo.
—Apartando los costos de la comida, ropa, medicamentos (cuando se encuentran), ¿cuál otro empobrecimiento es alarmante para usted?
—El de los periódicos y, por supuesto, el de los libros. Pero pensando en el país, creo que el problema de los periódicos es muy grave. Creo que el Gobierno lo que desearía es que desaparecieran todos los periódicos porque no toleran el pensamiento libre. Y, por supuesto, está la situación de las universidades, que como nunca antes, están en un estado de abandono por parte del Gobierno.
—¿Qué haría falta para “sacudirnos”?
—Lo que pasa es que los dirigentes políticos están ocupados en la AN y los partidos democráticos se han debilitado mucho, esos son los que podrían movilizar a la gente.
—El 6 de diciembre había una esperanza. ¿Siente que ha bajado el nivel de esa esperanza?
—Se creó mucha expectativa, pero la AN representa un solo poder, y los demás poderes, que están subordinados a la Presidencia de la República, se oponen a todo lo que la AN decide, y los poderes públicos, lo saben todos los venezolanos, carecen de autonomía, que es la base de una democracia.
“A Ajmatova”
Ya en Moscú olvidaron
Al último zar, no así
Los versos de la suplicante,
la que clamó frente al verdugo
para atajar su mano,
la que creció a expensas
del vivir, la que pudo quitarse
de la memoria, hoy
sus escuetas líneas permanecen
y ella recobra su porte helénico.
—¿En qué proceso creativo anda ahora Rafael Cadenas y cómo ha sido su producción poética en estos últimos años?
—Yo no escribo continuamente, a veces paso meses sin escribir. Pero leo mucho, viajo para leer fuera de Venezuela como invitado y realizo otras actividades. Recientemente culminé el libro titulado En torno a Basho y otros asuntos, el cual será publicado por Editorial Pretexto, que me ha estado publicando mis libros y también los de otros buenos poetas venezolanos. Será presentado, seguramente, cuando vaya a recibir el Premio García Lorca en mayo.
—¿Y cuándo podremos leerlo en Venezuela?
—No sé. Ese es el problema con los libros que se publican en España y en otros países: los sueños azules redujeron el bolívar a una moneda que no vale nada y entonces esos libros llegan con precios altísimos, inalcanzables. Un libro que llega de cualquier país puede equivaler a mi quincena que recibo de la universidad, entonces es un problema para los lectores y para las librerías.
—¿Qué encuentra usted en la poesía japonesa?
—Me gusta mucho la brevedad, la sencillez, porque es una sencillez profunda, y luego me gusta la importancia que en esa poesía tiene el instante.
“Lo que se refiere al poeta japonés, es solo una parte del libro. Es un libro pequeño, dividido en tres partes: la primera dedicada a Basho; la segunda, que se puede llamar ontológica, y la tercera, que es más política, digamos… Y esta serie de poemas sobre Basho surgió porque siempre me ha interesado la poesía japonesa”, explica Cadenas acerca de su más reciente producción, poemas muy cortos, sin títulos, que lee en exclusiva para Contrapunto.com y de los cuales estamos reproduciendo algunos en esta entrevista.
El Tao lo que hizo fue jugar
con Basho, el agua y la rana
para facilitarle al poeta el gran hallazgo.
………………………………
Donde vive el maestro
el tiempo es leve, sólo
se está a la mira de lo que ocurre.
……………………………..
Un viejo samurái
Lamenta haberse dedicado
a la guerra, en vez de vivir.
—¿Cuáles diría usted que son los rasgos distintivos de la poesía venezolana de las décadas más recientes?
—Cuando yo leo a poetas a jóvenes, y me refiero a poetas de 40 años, sí noto diferencias. La poesía que yo escribo es como más pensada, y con esto no quiero decir que sea una poesía mejor. Creo que hay bastante libertad en la poesía que se hace aquí en Venezuela actualmente y para apreciarla bien se necesita tiempo para leerla. Pero el sello distintivo de esta poesía es la libertad. Y sí creo que tenemos poetas que cuentan con una obra muy sólida.
—¿Va bien la poesía joven en Venezuela? ¿Se interesan los jóvenes por cultivarse en el arte de la poesía?
—Sí hay un interés creciente, porque también desde hace años las lectura públicas se han incrementado, que es un fenómeno que no conoció mi generación. Bueno, mi amigo, el poeta Santos López tiene que ver mucho con esto, ya que con su famosa Semana de la Poesía hizo mucho por la difusión en los años 90. Recuerdo que la gente hacía cola, pero para entrar a escuchar poesía, y encontraban y consumían buena poesía durante estas Semanas Internacionales de la Casa de la Poesía Pérez Bonalde, que también tuvieron la virtud de permitir una conexión de nuestro quehacer literario y poético con grandes poetas del mundo que vinieron durante esos años. Antes de esa iniciativa, también el grupo Tráfico hizo esfuerzos en cuanto a las lecturas públicas y a la difusión de la poesía.
“De un joven poeta”
Él se presenta,
se ofrece a las miras como cuerpo de delito,
se introduce cada vez más ignorante, sin armas.
Sólo lleva un puñado de contracódigos.
Dice a grandes rasgos.
Se establece en la punta de las vacías locuacidades,
corta ramas secas que humedece verazmente,
trae arena hirviente para raspar sitiales,
ensucia tronos con sus lodos verídicos.
Al finalizar la entrevista, el poeta Rafael Cadenas dice, con el tono y peso moral y espiritual de un padre: “Quisiera insistir en la necesidad de unirnos. Tenemos que unirnos para convertir a Venezuela en un país normal, democrático, civilizado. Pero eso significa que tenemos que situarnos por encima de las diferencias políticas. Y yo sé que es difícil, pero si no lo hacemos, la situación se va a agravar y no sabemos en qué puede terminar”.
Mientras Cadenas abre el portón que da entrada a su residencia, se voltea despacio hacia nosotros y susurra: “Me gusta mucho una frase de Erasmo: ‘La guerra es el naufragio de todo bien”.